El papa Francisco llamó este domingo a cesar con el tráfico de personas, una semana después del naufragio de una embarcación que le costó la vida a al menos 68 personas, entre ellas 15 menores de edad, en el sur de Italia.
“¡Que se detenga (capture) a los traficantes de seres humanos, que no sigan disponiendo de la vida de tantos inocentes!”, pidió el pontífice, al final de la plegaria del Ángelus.
Y añadió: “¡Que los viajes de la esperanza no se transformen nunca más en viajes de la muerte! ¡Que las aguas límpidas del Mediterráneo no se llenen más de sangre con incidentes tan dramáticos!”.
Al pronunciar estas palabras, el papa se mostró muy emocionado y luego guardó silencio ante la multitud congregada ante la plaza de San Pedro, en Roma.
Entretanto, la fiscalía italiana inició una investigación para determinar por qué los equipos de rescate llegaron demasiado tarde para atender el naufragio, que dejó 68 de migrantes muertos, el mismo día en que otra embarcación con cientos de personas fue rescatada en sus costas.
Según las informaciones de que disponen las autoridades, pasaron seis horas entre el momento en que el barco, procedente de Turquía con unas 180 personas a bordo, fue localizado por agentes de la agencia europea de fronteras Frontex y el inicio de la operación de rescate por parte de guardiacostas italianos.
Para entonces, la embarcación, con una fuerte carga de pasajeros, se rompió debido a una tormenta no lejos de la costa y sus ocupantes, incluidos muchos niños, cayeron al mar.
El pasado jueves, la prefectura de Crotone indicó que ya habían identificado a 54 víctimas del naufragio, incluyendo a 48 afganos, tres paquistaníes, una persona de Siria, otra palestina y otra tunecina.
Para la investigación, la Policía reconstruirá cronológicamente los avisos recibidos por la guardia costera y sus subsecuentes acciones.
Después del naufragio, Frontex dijo que una de sus patrullas había localizado un barco sobrecargado el sábado por la noche que había salido de Esmirna en dirección a Italia y que había alertado a las autoridades italianas.
Estas dijeron que habían enviado dos barcos que tuvieron que regresar a puerto debido al mal tiempo.
La guardia costera dijo que Frontex había detectado un barco “con solo una persona visible”.
Por otra parte, la guardia costera informó el viernes que durante la noche había rescatado a unos 15 kilómetros de la isla de Lampedusa un barco pesquero en el que viajaban 211 migrantes.
El rescate fue “particularmente complejo debido a la meteorología adversa y las condiciones del mar, el gran número de personas a bordo y las precarias condiciones del barco a la deriva, que estaba empezando a hacer aguas”, dijeron los guardiacostas.
El desastre del fin de semana ha reavivado el debate en Italia sobre las medidas de salvamento en el Mediterráneo.
Roma culpa a sus socios europeos por la falta de solidaridad en esta cuestión.
Según el Ministerio de Interior italiano, 14.432 migrantes desembarcaron en Italia en lo que va de año, frente a los alrededor de 5.000 que lo hicieron durante el mismo período del año pasado.
Pescador recuerda gritos en la madrugada del naufragio
Vincenzo Luciano, un pescador de Steccato di Cutro, en el sur de Italia, recibió una llamada, en la madrugada del pasado domingo, de un amigo advirtiéndole que había sucedido algo en el mar.
Cuando el hombre, de unos 50 años, llegó a la playa, a dos pasos de su casa, todavía era de noche y al principio solo oyó gritos.
“Cuando encendí la linterna de mi teléfono celular había muertos en el suelo. Había niños, sobre todo niños”, relató el Vincenzo Luciano a la AFP.
Él y su amigo empezaron a sacar cuerpos del agua. “A medida que avanzaba el día se descubrían más y más muertos”, dijo sacudiendo la cabeza.
El barco, sobrecargado, probablemente golpeó un banco de arena cerca de la orilla. El cuerpo de un niño de cinco años fue encontrado el pasado miércoles, tres días después de la tragedia.
Vincenzo Luciano recordó también la llegada de los socorristas, mientras los supervivientes buscaban desesperadamente a sus seres queridos en la playa.
“Las madres nos arrebataban a los gritos a los niños para comprobar si eran los suyos. Es la primera vez. Nunca había visto un muerto, nunca había tenido un muerto en mis brazos”, detalló.
Los migrantes ya habían desembarcado en esta costa anteriormente, sin que se registraran tragedias.
“Esa mañana tomé en mis brazos a un niño de tres años, con los ojos aún abiertos. Pensé que estaba vivo, que había logrado salvarlo, pero en realidad estaba muerto”, narró.
Tres personas sospechosas de tráfico de personas fueron arrestadas. Según los medios italianos, cada uno de los migrantes había pagado entre 5.000 y 8.000 euros cuando se embarcaron en Turquía tres días antes.
*Con información de la AFP.