El papa Francisco concluyó este lunes su viaje a Irak sin incidentes. Sin embargo, reconoció que en varias oportunidades cuestionó el viaje por los riesgos de contagio de coronavirus y asimismo aseguró que podría visitar Argentina, Uruguay y el sur de Brasil.

La visita a Irak finalizó este lunes con una ceremonia de despedida en el aeropuerto internacional de Bagdad. Luego, se subió al avión para emprender el retorno a Roma, donde se estima que arribó a las 10 a. m. GMT.

“Los viajes se cocinan en el tiempo, en mi conciencia y esto (la pandemia) es algo que me hacía dudar, pero he rezado mucho y he tomado una decisión libremente, pero que venía de adentro”, aseguró el papa Francisco.

Asimismo, respondió que estuvo 76 años en Argentina y que fue suficiente. No obstante, aseguró: “Quiero decirlo, para que no se hagan fantasías de patria-fobia, cuando se dé la oportunidad, se deberá hacer un viaje a Argentina, Uruguay y el sur de Brasil, ya que tienen una similitud cultural”.

El papa respondió una hora las preguntas de los periodistas tras culminar su viaje a Irak sobre el que dijo: “Irak siempre permanecerá conmigo, en mi corazón […] He oído voces de dolor y de angustia, pero también voces de esperanza y de consuelo”.

Además, aseguró que en este viaje se sintió más cansado, porque “los 84 no vienen solos y pesan”.

“Yo para tomar una decisión sobre los viajes escucho. Y escucho el consejo de tantos, de consejeros. A veces pregunto, ¿qué piensan, tengo que ir o no? y después rezo, rezo, y reflexiono”, señaló el pontífice.

También, indicó que la motivación para ir a Irak fue tras haber leído el libro de Nadia Murad, la joven yazidí convertida en esclava por el Estado Islámico que, además, recibió Nobel de la Paz. “Es la historia de los yazidíes, donde Nadia Murad cuenta unas cosas terribles. Yo les aconsejo leerlo (...) Para mí, este fue el telón de fondo de esta decisión. Ese libro lo llevo adentro, y también a Nadia, quien vino a contarme cosas terribles. Todas estas cosas juntas hicieron la decisión”, señaló el papa Francisco.

Asimismo, aseguró que se quedó sin palabras cuando pasó frente a la gran iglesia. “Uno no se lo puede creer. Estaba destrozada esta iglesia, pero también otras y mezquitas, que se ve no gustaban a esta gente (los terroristas del Estado Islámico). No se puede creer a lo que llega la crueldad humana”, señaló.

Posteriormente, cuando ingresó al recinto pensó: “¿Quién vende las armas a estos destructores? porque las armas no las construyen ellos en casa. Quizá algún explosivo, pero no las armas. ¿Quién es el responsable? Yo pediría que quienes les venden las armas, al menos, tengan la sinceridad de decir que son ellos”.

Por su parte, aseguró que en los meses de pandemia se sintió como en una prisión. “Yo me siento distinto cuando estoy alejado de la gente y quisiera volver a comenzar las audiencias generales pronto. Esperemos que se den las condiciones, pero yo sigo las indicaciones de las autoridades que son los responsables […] Después de estos meses en prisión, porque me sentía en una prisión, la verdad que esto para mi (el estar en contacto con la gente) es revivir, porque es tocar la Iglesia, tocar al pueblo santo de Dios”, agregó el pontífice.

De otro lado, el papa Francisco aseguró que viajaría a Hungría en septiembre próximo para el final del Congreso Eucarístico y que probablemente también podría ir a Eslovaquia, ya que está solo a 200 kilómetros de Hungría.

Asimismo, aseguró que iría al Líbano. “Líbano sufre y Líbano es más que un equilibrio. Tiene la debilidad de presentar algunas diferencias y la fortaleza del gran pueblo reconciliado”, dijo a los periodistas.