A sus 84 años de edad, el papa Francisco sufre con frecuencia de una dolorosa ciática que lo hace caminar con dificultad y que lo privó de participar en varios actos religiosos desde finales del año pasado. “Perdón por no poder pararme”, dijo a sus fieles durante una actividad en enero en la que narró los terribles padecimientos que ha sentido por cuenta de esta enfermedad.
“La ciática es un invitado problemático, así que pido disculpas y hablaré sentado”, añadió el sumo pontífice en ese momento. “Lo peor que me sucedió en esta enfermedad fue un ataque de ciática que tuve el primer mes, porque estaba sentado en un sillón para hacer entrevistas y aún así me dolía...¡La ciática es muy dolorosa, muy dolorosa! ¡No se lo deseo a nadie!”, aseguró.
Los fuertes dolores de la ciática, que se irradian por todo el nervio ciático y se ramifican desde la parte inferior de la espalda a través de las caderas y los glúteos hasta la parte baja de cada pierna, obligaron al papa a seguir una estricta dieta con el fin de bajar de peso y reducir el dolor, una medida orientada a mitigar el impacto de la enfermedad.
En los últimos seis meses los resultados han sido positivos, pues el sumo pontífice ha logrado bajar varios kilos de peso y el dolor de la ciática ha disminuido a partir de una dieta baja en consumo de dulces y pasta.
“Está visiblemente más delgado. Se le nota en el rostro, pero también ha ganado en agilidad”, aseguraron fuentes conocedoras del tema citadas por el portal español La Razón. La dieta está basada en un menú mediterráneo sin exceso de carnes y pescados a la plancha, además de que va acompañado de poca salsa, frutas, verduras y aceite de oliva.
El consumo de pasta, pizza y de dulce de leche fue restringido de manera estricta y reemplazado por una ingesta equilibrada de carbohidratos, proteínas y lípidos.
Cabe resaltar que la rutina de Jorge Mario Bergoglio cambió drásticamente desde el año 2013 cuando asumió su cargo como máxima autoridad de la Iglesia católica. En Argentina, por ejemplo, Bergoglio acostumbraba visitar barrios, parroquias, conventos y villas diariamente, algo que le demandaba gran actividad física.
Sin embargo, desde su llegada al Vaticano ese tipo de actividades se redujeron considerablemente y su progresivo sedentarismo derivó con los años en complicaciones más complejas relacionadas con la ciática y sus fuertes dolores.
“A pesar de la dieta, no ha perdido el buen humor ni las ganas de seguir adelante con la reforma. Está intacto de energía y con una fuerza envidiable”, asegura una fuente cercana al sumo pontífice citada por el portal español.
Cabe resaltar que el papa argentino fue vacunado totalmente contra la covid-19 a comienzos de este año, al ser considerado persona de riesgo. Cuando tenía 21 años, en 1957, sufrió una pleuresía aguda y los cirujanos tuvieron que extirpar parcialmente su pulmón derecho.
El médico personal del papa por cinco años, Fabrizio Soccorsi, murió a la edad de 78 años tras “complicaciones por la covid-19” cuando estaba “hospitalizado por una patología cancerosa”.
Justamente, Francisco canceló todos sus viajes al exterior desde el inicio de la pandemia en marzo de 2020 y puso en duda su visita a Irak, prevista del 5 al 8 de marzo. No obstante, el sumo pontífice decidió retomar sus viajes a comienzos de marzo cuando visitó por primera vez territorio iraquí, donde se entrevistó con el gran ayatolá Alí Sistani, referencia religiosa para la mayoría de los musulmanes chiitas. La visita del papa de 84 años, que había llegado a Irak el viernes pasado, transcurrió sin incidentes.