El papa Francisco pidió el lunes la liberación rápida de los responsables políticos detenidos en Birmania tras el golpe de estado que depuso hace una semana al gobierno de Aung San Suu Kyi.
“El camino hacia la democracia emprendido en los últimos años se vio bruscamente interrumpido por el golpe de estado de la semana pasada. Esto ha provocado el encarcelamiento de varios dirigentes políticos que espero que sean liberados rápidamente, como estímulo al diálogo sincero por el bien del país”, dijo el papa.
Miles de ciudadanos salieron este lunes a las calles de Birmania para protestar contra el golpe de al gobierno de Aung San Suu Kyi hace una semana y, por primera vez, las nuevas autoridades lanzaron una advertencia contra los manifestantes y aseguraron que podrán responder a las amenazas contra la seguridad pública.
“Deben tomarse acciones en virtud de la ley (...) contra las infracciones que perturban, impiden y destruyen la estabilidad del Estado, la seguridad pública y el Estado de derecho”, dijo la cadena de televisión MRTV, controlada por el Estado.
Se trata de la primera advertencia lanzada por las autoridades desde que comenzaron las manifestaciones masivas el sábado en Rangún, la capital económica de Birmania.
“Ya no tenemos miedo”
“Antes vivíamos con miedo, pero hemos tenido un gobierno democrático durante cinco años. Ya no tenemos miedo. No nos vamos a dar por vencidos”, dijo Kyaw Zin Tun, un ingeniero de 29 años.
En Naipyidó, la capital, las fuerzas del orden birmanas usaron cañones de agua a presión para dispersar a los manifestantes, comprobaron los periodistas de la AFP. Dos personas resultaron heridas, según testigos.
El domingo, las manifestaciones, las más importantes desde el levantamiento popular de 2007 cuando fueron violentamente reprimidas por el ejército, se realizaron sin incidentes.
“El lunes, revolución en todo el país contra la dictadura”, se podía leer en un correo distribuido a la prensa, en el que se instaba a funcionarios y trabajadores del sector privado a sumarse al movimiento.
Decenas de funcionarios de varios ministerios ya se pusieron en huelga la semana pasada en señal de protesta.
¿Cuál es el objetivo de los manifestantes?, se pregunta Soe Myint Aung, analista en el centro de investigación independiente de Rangún. “¿Volver al frágil equilibrio entre gobierno civil y militares de antes de las legislativas de noviembre de 2020 o echar totalmente del poder al ejército?”.
Libertad para los detenidos
El 1 de febrero, los generales golpistas pusieron fin a una frágil transición democrática con la instauración del estado de urgencia de un año y detuvieron a Aung San Suu Kyi, así como a otros dirigentes de la LND.
Asimismo, al menos 150 personas -diputados, responsables locales, activistas- siguen encarcelados, según oenegés y portavoces de la LND.
Por su parte, Estados Unidos y la Unión Europea han enarbolado la amenaza de las sanciones.
Las conexiones de internet fueron restablecidas parcialmente el domingo después de haber estado fuertemente perturbadas durante más de 24 horas.
Los datos móviles también se restablecieron, según la empresa noruega Telnor, uno de los principales proveedores de acceso en el país.
El acceso a Facebook, la herramienta de comunicación más utilizada por los birmanos, seguía, en cambio, con restricciones el lunes.
En 2010 se inició una liberalización progresiva y un gobierno civil, dirigido por Aung San Suu Kyi, llegó al poder después de la victoria de la LND en las elecciones de 2015.
El partido ganó de nuevo por mayoría aplastante las legislativas de noviembre, en unos comicios que los militares califican de fraudulentos pese a que los observadores internacionales no constataron problemas mayores.
En realidad, los generales temen perder influencia tras la victoria de la LND, que podría haber querido reformar la Constitución, muy favorable a los militares. El ejército ha prometido elecciones libres al término del estado de urgencia.
*Con información de AFP