El papa Francisco presidió la misa del Domingo de Pascua en la plaza de San Pedro del Vaticano, antes de la bendición “urbi et orbi”, en medio de preocupaciones sobre la salud del pontífice de 87 años.
En uno de los días más destacados del calendario católico, la ceremonia empezó hacia las 10 de la mañana hora local y fue retransmitida en directo por todo el mundo para unos 1.300 millones de fieles.
Vestido de blanco, el papa argentino llegó en silla de ruedas hasta el altar, decorado como cada año con una multitud de adornos florales. Una gran cantidad de personas asistieron a la celebración, bajo fuertes medidas de seguridad. Los fieles presenciaron la bendición “Urbi et orbi” (“a la ciudad y al mundo”), durante la cual el papa habla del panorama internacional.
El papa Francisco pidió un “intercambio general de todos los prisioneros entre Rusia y Ucrania durante su mensaje de Pascua en la plaza de San Pedro del Vaticano.
“A la vez que invito a respetar de los principios del derecho internacional, hago votos por un intercambio general de todos los prisioneros entre Rusia y Ucrania”, declaró el pontífice argentino, de 87 años, ante unos 60.000 fieles.
Por su parte reiteró el llamado a la liberación de los rehenes israelíes y a un cese al fuego inmediato en Gaza, en momentos en los que se inicia una nueva ronda de negociaciones para una tregua entre Israel y Hamás.
“Reitero el llamamiento para que se garantice la posibilidad del acceso de ayudas humanitarias a Gaza, exhortando nuevamente a la rápida liberación de los rehenes secuestrados el pasado 7 de octubre y a un inmediato alto el fuego en la Franja” de Gaza, dijo el pontífice argentino en su mensaje de Pascua en el Vaticano.
El viernes 29 de marzo, el pontífice anuló a última hora su participación en el tradicional vía crucis en el Coliseo, lo que encendió nuevamente las alarmas por su salud. El Vaticano argumentó que la decisión se tomó “para preservar su salud antes de la vigilia” del Sábado Santo y de “la misa del Domingo de Pascua”.
Y efectivamente, Francisco ofició el sábado con normalidad y sin muestras de fatiga la ceremonia de dos horas y media con la presencia de 6.000 fieles. También pronunció una homilía de diez minutos en italiano sin aparente dificultad.
Durante la liturgia, denunció “los muros del egoísmo y la indiferencia”, y “todas las aspiraciones de paz destrozadas por la crueldad del odio y la barbarie de la guerra”.
Al finalizar la ceremonia, Francisco avanzó por el pasillo central de la basílica en silla de ruedas, sonriendo, saludando y bendiciendo enérgicamente a los fieles que se habían congregado contra las barreras, muchos de los cuales le tendían la mano o le hacían fotos con sus celulares.
Con información de AFP*