La franja de Gaza es uno de los territorios más deprimidos del mundo. Su gente ha sufrido por años el complejo conflicto entre Israel y Palestina y el ataque inmisericorde de los grupos terroristas que operan en esa región como Hamás.
Desde hace años, la Franja está cercada y el acceso a los servicios básicos se ha complicado. El nuevo Gobierno de Israel se ha puesto como meta aliviar esas condiciones. “Durante demasiado tiempo, las únicas dos opciones eran conquistar Gaza o la violencia sin fin. Ambas opciones son malas”, dijo el ministro de Relaciones Exteriores Yair Lapid.
Los israelíes le han llamado a este proyecto un plan de desarrollo, que tiene como primera etapa una reestructuración de la infraestructura básica en Gaza. Esto incluye centros médicos, conductos de gas y acueductos. También, para Israel, es clave que la gente en Gaza no solo tenga que sobrevivir a un conflicto, sino que se pueda nutrir de la economía de la zona con proyectos de infraestructura estratégica.
En este punto, se plantea la construcción de zonas de industria, así como un puerto marítimo, el aumento del espacio de pesca e incentivo de mercancías. Pero el ítem más significativo es la creación de una isla artificial cercana a Gaza que impulse no solo los mercados en la zona, sino que también atraiga el turismo, algo impensado hace unos años.
El punto innegociable de esa propuesta es no dialogar de ninguna manera con Hamás. “Israel no habla con organizaciones terroristas interesadas en su aniquilación”, dice el Gobierno. La solución para ellos viene de varios frentes, empezando con la presión hacia la organización extremista de parte de la comunidad internacional, encabezada por Estados Unidos.
Además, se pide que los palestinos también sean los que demanden el cese de la violencia. El Gobierno espera que, a cambio, Hamás pueda asegurar un periodo de “larga calma”, que debería incluir un alto al fuego de largo plazo contra la población israelí y su ejército.
Esa calma ha sido esquiva por años. Los ataques se intensificaron este 2021. A mediados de año, desde Gaza se enviaron bombas incendiarias a Israel. Esa hostilidad rompió la tensa calma que se vivía desde que se había declarado un cese al fuego en mayo de este año, tras 11 días de un álgido conflicto que dejó más de dos centenares de muertos, entre ellos, 60 niños.
Los vientos de tensión hacen que la comunidad internacional vea con esperanza este plan para Gaza. Se ha planteado que otros países auditen ese proyecto para que los recursos solo sean manejados por la Autoridad Palestina y nunca lleguen a Hamás.
Para Israel, es la Autoridad Palestina la que realmente representa a los ciudadanos de Gaza y sus intereses. “Aún queda trabajo por delante, nos hallamos en la mesa de redacción, pero en caso de que esta propuesta tenga viabilidad y un amplio consenso, se instará al Gobierno a adoptarla como postura oficial y a ponernos en marcha”, dice Israel sobre este plan, que puede llevar una luz a uno de los sitios que más oscuridad ha vivido en los últimos años.