El primer ministro de Israel saliente, Benjamin Netanyahu, quien fue acusado de señalar a partidos políticos de promover una coalición para buscar sacarlo del poder, negó que esté emitiendo mensajes que inciten a la violencia.

La declaración se conoce, luego de que los servicios de seguridad reportaran que se ha presentado un aumento de los discursos que incitan a la violencia, sobre todo en las redes sociales.

Por esta razón, desde el servicio de inteligencia de Israel se exhortó a los distintos sectores políticos y a sus partidos a ponerles fin a los discursos violentos que pueden ser percibidos por grupos extremos o personas como mensajes y terminar afectando la convivencia en las calles.

“Hay una línea muy frágil entre la crítica política y la incitación a la violencia (...) y no se puede decir que, cuando la crítica viene desde la derecha, se trata de una incitación a la violencia y que, cuando proviene de la izquierda, es en uso justificado de la libertad de expresión”, dijo Netanyahu.

Agregó que “condeno toda incitación a la violencia” y dijo que él es el objetivo de una campaña en su contra.

Es de recordar que el pasado miércoles el jefe de la oposición israelí, Yair Lapid, llamó al presidente de Israel para anunciarle que había conseguido los apoyos necesarios para una coalición que le pondrá fin al gobierno del primer ministro más longevo del país.

Lapid, que tenía hasta las 11:59 p. m. (hora israelí) de plazo, realizó este anuncio después de formalizar durante la noche el apoyo de los partidos de derecha y la formación árabe Raam a su futuro gobierno, indicó su oficina.

Hace 25 años, Netanyahu derrotó al laborista Shimon Peres y se convirtió en primer ministro por tres años. En 2009 regresó al poder y no lo ha abandonado desde entonces.

Procesado por “corrupción” en tres casos, es el primer jefe de gobierno israelí en ser juzgado durante el ejercicio de su cargo. Si el campo anti-Netanyahu no consigue formar un gobierno, 61 diputados podrán pedirle al presidente que designe, para un último intento, a un parlamentario de su elección, que podría ser Netanyahu, Lapid, Bennett u otro.

Expertos indicaron que Lapid tiene siete días para repartir las carteras ministeriales y obtener un voto de confianza en el Parlamento. Mientras tanto, Netanyahu, su partido y sus abogados hacen todo lo posible por dividir el bloque de oposición y hacer fracasar el intento de coalición.

Según la prensa israelí, el presidente del Parlamento, Yariv Levin (del Likud, partido de Netanyahu), podría alargar la organización del voto de confianza parlamentaria, con la idea de conseguir abandonos en el campo anti-Netanyahu.

Es de señalar que Netanyahu formará gobierno en medio del proceso de corrupción que afronta. “Formaremos un gobierno fuerte para todos los ciudadanos de Israel, no un gobierno de parálisis sino uno de acción”, prometió Netanyahu.

La tarea de formar gobierno se anuncia compleja para Netanyahu, ya que el escenario político israelí está fragmentado con 13 partidos que se reparten las 120 bancas del parlamento. Entre sus objetivos para formar una coalición gubernamental figura sobre todo la fuerza de derecha radical Yamina, de Naftali Bennett, (que tiene siete bancas).

Bennett anunció en una conferencia de prensa que había rechazado la oferta de Yair Lapid para formar un gobierno de unión basado en una rotación. Bennett agregó que quiere un gobierno “estable y de derecha”. Una fuerza que puede inclinar la balanza es el pequeño partido islamista Raam, del árabe israelí Mansour Abbas, que consiguió cuatro escaños.