El regreso de Manuel Antonio Noriega a Panamá este domingo casi coincide con la conmemoración del 22 aniversario de la invasión estadounidense que terminó expulsándolo del poder. Los marines desembarcaron en ese país el 20 de diciembre de 1989 y, como resultado, el otrora hombre fuerte panameño tuvo que pasar la mayor parte de las últimas dos décadas en una cárcel de Estados Unidos, condenado por sus vínculos con los narcotraficantes del cartel de Medellín. De Estados Unidos Noriega pasó a Francia, donde se lo requería por lavado de dinero, y ahora se apresta a purgar sendas condenas por asesinato en su Panamá natal. Y el exgeneral tendrá además que responder ante la justicia por la corrupción y las violaciones de derechos humanos que caracterizaron a su gobierno de facto (1983 – 1989), un importante pedazo de la historia panameña sobre el que sin embargo sabe muy poco la mayoría de los actuales habitantes del país. Efectivamente, Panamá es un país con una población mayoritariamente joven -el promedio de edad es de apenas 27 años- y "los años de Noriega" no se estudian a fondo en los colegios y universidades del país. "Un muchacho de 18 años, de 20 años, tú le hablas de Noriega y él te pregunta '¿Y ese quién era?'", le dijo a BBC Mundo Guillermo Sánchez, coautor junto a Richard Koster de "En el tiempo de los tiranos", probablemente el libro más completo sobre los gobiernos militares panameños. Y Carlos Lee, coordinador de Asamblea Ciudadana -que agrupa a algunas de las principales asociaciones de la sociedad civil del país- no cree que el interés mediático suscitado por la extradición de Noriega se esté empleando para mejorar la comprensión de ese período de la historia del país. "No se está aprovechando positivamente el acontecimiento para mantener viva la historia pasada y así ayudar a que ese proceso no se vuelva a repetir en Panamá", le dijo a la BBC. Bonanza económica El riesgo no parece muy alto si se considera que Panamá abolió el ejército luego de la invasión de 1989 y que Noriega es ahora un hombre viejo y enfermo que, según el propio Lee, ya no tiene ninguna capacidad para influir en la vida política o social del país. Y en un editorial publicado esta semana por el diario La Estrella de Panamá se destacan las diferencias entre el país que Noriega dejó atrás y el país al que ahora regresa. "Hoy somos una nación democrática, con una prensa beligerante, una sociedad abierta, participativa, consciente de sus derechos, plural y respetada por la comunidad internacional", afirma el diario panameño. "Noriega vuelve extraditado a un Panamá reconciliado y en pleno boom económico, diametralmente opuesto al país en bancarrota y atravesado de odios que dejó hace 20 años", es, por su parte, la valoración de la agencia de noticias AFP. La agencia destaca que Panamá se ha convertido en un nuevo El Dorado para empresas comerciales y financieras, la base de uno de los principales puntos de conexión aérea de la región y la nueva sede de organismos de Naciones Unidas para América Latina. Y utiliza una frase del presidente Ricardo Martinelli para resumir la situación: "Panamá es el Dubai de las Américas". No todo, sin embargo, es color de rosas. En el último informe de percepción de corrupción de Transparencia Internacional, el país recibió una puntuación de 3,3 en una escala de cero a diez en la que cero es "muy corrupto". La medida indica un empeoramiento de la situación con respecto al año anterior, cuando obtuvo una calificación de 3,6, e hizo que Panamá retrocediera del puesto 73 al 86 en la lista de 183 países. Y para varios activistas de derechos humanos, el buen estado de la economía panameña -que está creciendo a un ritmo del 10% anual- también ha ayudado a esconder otras tendencias preocupantes del gobierno de Martinelli. "Hay un proceso autoritario y de disminución de la democracia a la sombra de la prosperidad económica", le dijo a BBC Mundo Francisco Gómez Nadal, periodista español y exrepresentante de la organización Human Rights Everywhere en Panamá. Autoritario Nadal fue expulsado del país a inicio de año luego de ser arrestado durante una protesta de comunidades indígenas en contra de una reforma a la ley de minería, en una acción denunciada por Reporteros Sin Fronteras como "una negación de la libertad de expresión". "Si nos hubieran echado de Venezuela o de Cuba hubieramos sido portada de todos los diarios del mundo", dijo Nadal. "Lo que pasa es que como Panama está de moda...". Y según el periodista, el suyo es nada más un ejemplo del deterioro de los derechos civiles y políticos en el país. "Hay una arrogancia y desprecio por la participación ciudadana brutal", agregó. La valoración es compartida por el coordinador de Asamblea Ciudadana, Carlos Lee. "Ellos no entienden la gestión de gobierno como integradora de todos los sectores sino de hacer sólo la voluntad de quienes están en el poder y eso ha llevado a lo largo de estos dos años y medio a una permanente confrontación con la Sociedad Civil", dijo Lee. Y como ejemplo ofrece a las protestas en contra de la denominada "Ley Chorizo" – que trataba de modificar varias leyes del país, incluyendo el código laboral-, las que se saldaron con la muerte de varios manifestantes en confrontaciones con la policía en julio del año pasado. Lee también destaca la cada vez mayor militarización del país "con el pretexto de la lucha contra el narcotráfico" y lo que describe como esfuerzos de Martinelli por limitar las voces críticas mediante la compra de medios de comunicación. Pero cree que hay que ser muy cuidados al intentar comparar al actual gobierno panameño con el régimen de Noriega. "En lo que refiere al tema de libertades o de garantías constitucionales (compararlos) no es una exageración. Pero no es lo mismo un gobierno militar que se impuso por la fuerza a un gobierno democrático que fue electo con la participación popular, más allá de todos los defectos que pueda tener el sistema democrático panameño", dijo.