Con una olla vacía entre los brazos, Sergio, un cocinero de 44 años, dice que “no hay nada que esperar” del Congreso del Partido Comunista de Cuba, donde Raúl Castro pasará el relevo al presidente Miguel Díaz-Canel como primer secretario, el más alto cargo en el país.

“Hay problemas con el salario: no alcanza. Hay problemas con la comida: las colas están llenas de gente”, añade el hombre que camina envuelto en un delantal gris por una plaza de La Habana Vieja, desolada por la ausencia de turistas.

Igual que él, muchos cubanos están cansados de la pandemia y de las largas filas que se ven obligados a hacer para conseguir comida.

En este contexto, tendrá lugar entre el 16 y el 19 de abril el octavo Congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC, único), un cónclave al más alto nivel que solo ocurre cada lustro.

Cientos de delegados del PCC se reunirán en el Palacio de las Convenciones en La Habana, donde esta previsto que Raúl Castro, de casi 90 años, se jubile y ceda a Díaz-Canel, de 60, el lugar de primer secretario, en el liderazgo del partido.

Se espera que el acto a puerta cerrada sea transmitido por la televisión estatal.

“Hace algunos años que nuestro presidente es Díaz-Canel”, dice Carlos, un informático de 33 años, que considera que este relevo solo es un trámite.

Al mandatario, designado en abril de 2018, “le han tocado cosas como el tornado (ocurrido en 2019), el (accidente de) avión (2018), varias cosas y lo está haciendo bien, se ha tenido que ocupar de cosas muy duras”, reconoce.

La cita del PCC “centrará su atención en temas medulares para el presente y futuro de la nación”, adelantó en marzo Granma, el órgano oficial del PCC.

“Subversión político-ideológica”

La publicación anunció que se abordarán documentos que van desde el modelo económico y social del país hasta los mecanismos para combatir la “subversión político-ideológica” en internet y en redes sociales.

“La gente no espera nada de los documentos porque si se adoptan puede que no se haga nada. Lo que sería interesante del congreso del partido es que hubiera un mandato muy claro al gobierno para emprender transformaciones relativamente importantes y rápidas”, dice el economista Ricardo Torres, de la Universidad de La Habana.

Cuba se encuentra sumida en una profunda crisis económica debido al endurecimiento como nunca del embargo impuesto por Estados Unidos, pero también porque la pandemia ha provocado una fuerte caída del turismo, principal fuente de divisas del país.

La economía se desplomó 11% en 2020, la peor caída desde 1993.

Algo que molesta a la ciudadanía es la multiplicación de tiendas que solo aceptan moneda extranjera, normalmente surtidas, mientras que los establecimientos en los que se puede pagar con pesos cubanos lucen a menudo casi vacíos.

El partido podría “buscar un mecanismo para que tengamos ambas tiendas abastecidas (...) es decir, si hay aceite en mlc (moneda libremente convertible) ¿por qué no puede haber acá, donde hay muy poco, donde hay mucha cola?”, se pregunta Carlos, casado y padre de una niña.

“La mesa y la política”

Xiomara García, una jubilada de 79 años, es más optimista y considera que el Congreso “se enfocará de manera positiva en la economía”.

“Hay que cambiar para que mejore todo, pero sin bajarnos de los principios revolucionarios” del Partido Comunista, dice.

La escasez se ha agravado con la pandemia y hubo una reducción de importaciones. La búsqueda de alimentos se convirtió en un martirio diario para los habitantes de la isla.

El gobierno implementó el 1 de enero la unificación de las dos monedas -el peso cubano (cup) y el peso convertible (cuc)- acompañada de un aumento de salarios, pero los precios se dispararon, con una inflación que según The Economist Intelligence Unit será de entre 400 y el 500% en 2021.

A la difícil situación económica se suman demandas, en especial de jóvenes, por libertad de expresión y política.

La isla vive un despertar social impulsado por la llegada del internet móvil en 2018, cada vez más usado para expresar inquietudes ciudadanas. A través de las redes se convocaron algunas manifestaciones recientes, la más importante de las cuales fue la de unos 300 artistas el 27 de noviembre pasado, inédita en el país.

El opositor Manuel Cuesta Morua, promotor de la Plataforma Cuba en Plural considera que el PCC intentará “ver cómo el relevo afianza de manera más absoluta el control sobre la sociedad cubana, sobre el país”.

El Partido Comunista es “un partido de Estado y mucha gente ya no se reconoce en la ideología comunista (...) muchos cubanos no se consideran comunistas, se consideran fidelistas”, indica Cuesta al asegurar que “mesa y política están muy cerca en Cuba”.

*Con información de AFP