Este domingo 26 de septiembre se realizaron las elecciones legislativas en Alemania y socialdemócratas y conservadores guardan un bajo margen de distancia durante los conteos.
Según los últimos registros, los socialdemocrátas lideraban las votaciones aunque por muy poco, lo que le da mucho espacio a la incertidumbre en un país en el que se avecina un cambio y el fin de la era de Merkel.
Liderados por el ministro de Finanzas y vicecanciller saliente Olaf Scholz, los socialdemócratas del SPD recabarían entre el 25,9% y el 26% de los votos, mientras que la alianza conservadora de la Unión Cristiano-Demócrata (CDU) de Angela Merkel y su aliado bávaro, la CSU, encabezada por Armin Laschet, obtendría entre el 24,1 y el 24,5% de los sufragios, según las estimaciones.
En sus primeras declaraciones, Scholz, dijo: “será una noche electoral larga, eso seguro”, tras el anuncio de los resultados de los sondeos a boca de urna.
“Pero esto es cierto: muchos ciudadanos [...] quieren que haya un cambio en el gobierno y [...] también quieren que el próximo canciller se llame Olaf Scholz”, apuntó.
El ambiente, que hasta última hora de la tarde era bastante festivo, se tensó repentinamente tras el anuncio de los primeros resultados.
“Estoy sorprendido, pensaba que el SPD [los socialdemócratas] sería más fuerte”, confió, decepcionado, el afiliado al SPD Christian Tänzler, de 59 años, que acudió a la velada electoral organizada por su partido en la casa “Willy Brandt”, así llamada en honor al primer canciller socialdemócrata alemán (1969-1974).
“Me esperaba un poco más. Estoy decepcionada”, comentó por su parte Suzanne Böltes, de 50 años. En las encuestas de antes de las elecciones, el SPD le sacaba una clara ventaja a los conservadores.
Pero para los militantes más jóvenes, que solo han conocido al SPD en sus horas más bajas, pues el partido ha estado en caída libre en los últimos años, los resultados eran un indicio del renacimiento de la formación.
“Después de 16 años, la socialdemocracia quizá vuelva a ser por primera vez la fuerza más poderosa de Alemania y eso es motivo para alegrarse”, consideró Sebastian Niestroj, de 26 años.
Cada nueva estimación confirmaba el avance del centro-izquierda y era recibida con aplausos.
Sin embargo, los conservadores no pierden las esperanzas. Aunque aseguraron que se trata de unos comicios “decepcionantes”, también prevén formar el próximo gobierno, advirtió no obstante Armin Laschet.
“Haremos cuanto podamos para construir un gobierno dirigido por la Unión” CDU-CSU, aseguró el candidato democrisitano.
Los comicios arrojaban resultados muy repartidos, por lo que ambas formaciones mayoritarias necesitarán el apoyo de otros dos partidos para lograr una coalición con peso suficiente para gobernar. Esto no había sucedido desde los años 1950.
Parálisis en el gobierno
Estas elecciones podrían afectar a la primera economía europea por el largo periodo de parálisis que habrá una parálisis política mientras duren las negociaciones entre partidos.
Tanto Olaf Scholz como Armin Laschet afirmaron que desean que las negociaciones terminen “antes de Navidad”. No obstante, tras las últimas elecciones, en 2017, se necesitaron más de seis meses para alcanzar un acuerdo y formar la actual gran coalición de conservadores y socialdemócratas.
Para los democristianos, las “pérdidas son amargas”, admitió Paul Ziemak, número dos de la CDU. Su partido nunca había caído por debajo del 30% de los votos. En 2017, recabó el 32,8%.
En una muestra de este declive, la circunscripción de Angela Merkel, en la que había sido elegida diputada desde 1990, cayó en manos del SPD.
En cambio, los resultados que se van perfilando en Alemania presentan un renacimiento inesperado del partido socialdemócrata, dado por moribundo hasta no hace mucho.
Un resultado inferior al 30% sería una “catástrofe”, según el diario Bild.
Un descenso así ensombrecería, además, el fin del mandato de Merkel quien, pese a seguir siendo muy popular al término de cuatro legislaturas, parece haber sido incapaz de preparar su sucesión.
Las negociaciones quizá retrasen la marcha efectiva de la canciller, de 67 años, que ha dedicado más de tres décadas a la política.
*Con información de AFP