Las primarias
Las elecciones primarias comenzaron en enero. El presidente Joe Biden no se enfrentó a ningún rival de peso de su partido y ganó, a pesar de un movimiento de protesta por su apoyo a la guerra de Israel en Gaza. En el Partido Republicano, el expresidente Donald Trump tuvo más competencia, sobre todo de la exembajadora de Estados Unidos ante la ONU Nikki Haley.
Pero su éxito fue arrollador y todos sus rivales tiraron la toalla. En marzo, ambos acumularon suficientes delegados para asegurarse la nominación. Se daba por sentado que se batirían de nuevo en duelo electoral y los estadounidenses parecían poco entusiasmados con la idea.
Juicio en Nueva York
Un mes después comenzó en Nueva York el juicio penal de Donald Trump por pagos ocultos a una exactriz porno. Tras semanas de vistas judiciales, el multimillonario fue declarado culpable, algo nunca visto para un expresidente estadounidense.
Pero le esperaba una sorpresa: a finales de junio, el republicano obtuvo una victoria en la Corte Suprema que retrasó su sentencia y debilitó el resto de procesos penales contra él.
El primer debate
Ese mismo mes, concretamente el día 27, la campaña dio un vuelco. Donald Trump y Joe Biden se enfrentaron en un debate en la cadena CNN. El demócrata de 81 años tuvo un desempeño desastroso: se atropellaba al hablar y a veces parecía perdido. El pánico se apoderó de las filas demócratas. Para sorpresa de todos, Donald Trump optó por la moderación ante los problemas de su rival.
Intento de asesinato
Por si los vuelcos fueran pocos, el 13 de julio Donald Trump sobrevivió a un intento de asesinato durante un mitin en la localidad de Butler, en el estado de Pensilvania (noreste). Resultó herido en una oreja por disparos efectuados por un hombre desde una azotea. Sale rodeado de agentes del Servicio Secreto con un puño en alto. Se le oye murmurar “Lucha”.
Tras un breve paréntesis de unidad nacional, republicanos y demócratas reanudaron la campaña y sus ataques. La convención republicana dejó patente el dominio de Trump sobre el partido. Eligió al joven senador J. D. Vance como compañero de fórmula.
En septiembre, el multimillonario volvió a ser objeto de un intento de asesinato en su campo de golf de Florida. Semanas después, el magnate republicano regresó a Butler para un gran mitin con Elon Musk, el hombre más rico del mundo y propietario de Tesla y SpaceX.
El abandono de Biden
Pocos días después del fin de la convención republicana hubo otra voltereta: Joe Biden anunció que tiraba la toalla. La campaña se sumía en lo desconocido. En una breve carta publicada en las redes sociales el 21 de julio, el presidente saliente cedía a la presión de los demócratas por las dudas sobre su estado físico y mental. Anunció que apoyaba a su vicepresidenta Kamala Harris para sucederle.
El éxito de Harris
En apenas unas horas, Kamala Harris logró el apoyo de los principales demócratas y se erigió como la nueva candidata del partido en un tiempo récord. La entrada en la carrera de esta mujer negra de ascendencia surasiática, exfiscal y casi veinte años más joven que Donald Trump movió las fichas.
Animada por una ola de entusiasmo, fue coronada en agosto en Chicago en una convención eufórica. Eligió como compañero de fórmula a Tim Walz, antiguo profesor y entrenador de fútbol americano reconvertido en gobernador.
Debate
El 10 de septiembre, Donald Trump y Kamala Harris se enfrentaron en su primer —y último— debate. El republicano rechazó otro cara a cara. La demócrata se impuso, atacando a su rival en los temas que más hieren su ego: su capacidad de convocatoria en sus mítines y su reputación internacional.
Donald Trump lanzó sus ataques habituales, en particular sobre la migración y acusó a su rival de “marxista”. Al término del debate atacó a los moderadores, cuestionando su imparcialidad. Aunque el debate fue seguido por más de 67 millones de telespectadores, no está claro que haya tenido impacto en la campaña. Los sondeos pronostican unas elecciones extremadamente reñidas.
*Con información de AFP.