La exministra de Transportes del gobierno de Rafael Correa, María de los Ángeles Duarte, quien hizo parte del Gobierno desde 2010 hasta 2013, huyó de la Embajada de Argentina en Quito, capital de Ecuador, donde se encontraba bajo asilo tras ser condenada a ocho años de prisión por corrupción.
Quito conoció de la ausencia de Duarte el lunes, cuando el jefe de la diplomacia argentina, Santiago Cafiero, se comunicó con Holguín para indicarle que la exministra “escapó” de la legación “sin conocimiento del personal” de la embajada.
“Al tratarse de una jurisdicción diplomática, la Policía ecuatoriana no tiene acceso al predio de más de 3 hectáreas de la misión argentina, que cuenta con seguridad privada”, explicó la Cancillería ecuatoriana.
Tras su huida, Duarte llegó a Caracas, capital de Venezuela, donde se reunió con el embajador argentino, Óscar Laborde. Después, Duarte “manifestó no tener intenciones de viajar a la Argentina en el corto plazo”, aunque “realizó averiguaciones sobre la documentación” que ese país puede ofrecerle, detalló la Cancillería.
La Cancillería ecuatoriana decidió “llamar a consultas a nuestro embajador en Argentina”, Xavier Monge, luego de que María de los Ángeles Duarte escapara mientras “se encontraba en jurisdicción” de ese país, dijo en una rueda de prensa el canciller Juan Carlos Holguín.
Además, declaró persona non grata al embajador argentino en Quito, Gabriel Fuks, a quien se le ordenó abandonar el país en “un tiempo prudente”, dijo el canciller. Mientras que el expresidente Rafael Correa reaccionó a la noticia.
De su lado, Argentina respondió en la misma línea y declaró persona non grata al embajador ecuatoriano en Buenos Aires. “No existe norma internacional alguna que obligara a las autoridades diplomáticas argentinas a ejercer custodia sobre Duarte”, reclamó la Cancillería de ese país.
Y así lo hizo. El día de hoy viernes 17 de marzo, el embajador argentino Gabriel Fuks abandonó Ecuador tras haber sido acusado de cómplice en la huida de la exministra ecuatoriana Duarte Pesantes.
Antes de abandonar territorio ecuatoriano, el diplomático habló tanto con el presidente argentino, Alberto Fernández, como con el ministro de Exteriores argentino, Santiago Cafiero, según publicó el diario argentino La Nación. También han informado de que Fuks viajará primero a Bogotá y el domingo volverá a Buenos Aires.
“En el peor de los casos hubo complicidad”, declaró el ministro ecuatoriano Juan Carlos Holguín y calificó de “incongruente” y de “arrogante” el relato de Fuks, que aseguró no saber nada al respecto. Justo antes de la expulsión de Fuks, el presidente argentino habló por teléfono con Holguín para intentar atenuar la situación sin éxito.
El viernes pasado hubo un “asado” en la Embajada argentina, en la que entraron y salieron vehículos diplomáticos, que no pueden ser registrados, según informó el diario argentino Clarín.
Además, las autoridades argentinas han explicado que Fuks notificó de la ausencia de Duarte el domingo. De forma inmediata avisó al ministro de Exteriores argentino Santiago Cafiero que a su vez contactó con su homólogo ecuatoriano para informar al respecto.
El Gobierno ecuatoriano cuestionó a Argentina por “inconsistencias” en sus explicaciones sobre este caso y por negarse a entregar videos de las cámaras de seguridad de la embajada para esclarecer la fuga de Duarte, de acuerdo con un boletín.
“Sentimos que se ha violado la buena fe en los actos que buscan la relación entre estados y sobre todo la confianza mutua”, expresó Holguín, quien tildó de “dura y triste” la decisión de su Gobierno.
La funcionaria del entonces presidente Rafael Correa (2007-2017) está condenada a ocho años de cárcel por el delito de cohecho, que es imprescriptible en Ecuador. Exjefa de la cartera de Transporte y Obras Públicas, Duarte permaneció refugiada en la Embajada argentina de Quito desde agosto de 2020 en compañía de su hijo menor de edad de padre argentino.
Ese país le había ofrecido asilo, pero el Gobierno ecuatoriano le negó en diciembre un salvoconducto para salir.