Francia enfrenta una crisis social debido a la ola de protestas, marcadas por la violencia, que se vienen presentando desde el pasado jueves 16 de marzo debido a la reforma pensional que va a comenzar a implementar el Gobierno.
Desde ese día, el presidente Emmanuel Macron se mantuvo en silencio, sin embargo, el miércoles 22 otorgó una entrevista la cual no ayudó a calmar los ánimos de los protestantes.
El mandatario francés aseguró que quiere ver en vigor su impopular reforma de las pensiones “para finales de año” y calificó de “sediciosos” a los manifestantes que endurecieron las protestas desde su adopción por decreto.
“No toleraremos ningún desbordamiento”, advirtió Macron a los manifestantes en un diálogo televisado en las principales cadenas del país, la privada TF1 y la pública France 2. Allí también asumió la “impopularidad” de la medida y comparó a quienes protestan en las calles francesas con quienes asaltaron el Capitolio en Estados Unidos en 2021 y las instituciones en Brasil en enero pasado, aseguró el mandatario liberal
“Esta reforma es necesaria. No me hace feliz. Hubiera preferido no hacerla”, agregó Macron en el mismo espacio.
La reforma se encuentra actualmente en el Consejo Constitucional, que debe resolver los recursos presentados por la oposición y las preguntas del gobierno, antes de su eventual entrada en vigor, que Macron quiere para finales de este 2023.
El jefe de Estado reiteró que el retraso de la edad de jubilación de 62 a 64 años para 2030 y el adelanto a 2027 de la exigencia de cotizar 43 años, en lugar de 42, para cobrar una pensión completa busca evitar un “déficit” en la caja de las pensiones.
Las palabras de Macron no cayeron bien en los franceses. Sus declaraciones son “un desprecio para las millones de personas que manifiestan”, dijo Philippe Martínez, líder del sindicato CGT. Macron “ha echado más leña al fuego y en un asador bien prendido”, estimó por su parte el jefe del Partido Socialista, Olivier Faure.
París y otras ciudades registran cada noche protestas no declaradas, en las que manifestantes, en su mayoría jóvenes, queman contenedores y otros elementos en su pulso con la policía.
En una reunión con los legisladores oficialistas, el mandatario ya había advertido que la “muchedumbre” y los “disturbios” no tenían “legitimidad” sobre los representantes del pueblo, declaraciones criticadas incluso por sus aliados.
Las fuerzas de seguridad se encuentran no obstante en el punto de mira por los cientos de detenciones practicadas desde el pasado jueves, que en la gran mayoría de los casos se saldan con una liberación sin cargos, y por los métodos usados para controlar las protestas.
Otras protestas tuvieron lugar en Lille y Grenoble, así como en Rennes y Nantes, donde se dispararon gases lacrimógenos y hubo daños materiales al margen de la manifestación.
Amnistía Internacional alertó este miércoles del “uso excesivo de la fuerza de forma generalizada” y de “las detenciones arbitrarias”, preocupaciones ya expresadas por la oposición de izquierdas, abogados, magistrados e incluso la defensora del pueblo.
Con información de AFP