Un caso insólito tuvo lugar en España cuando un empleado aprovechó que ejercía sus funciones desde la casa para idear un plan con el cual no trabajar, pero sí continuar devengando su salario. En el expediente judicial consta que el individuo, de quien no trascendió su nombre, se llamó a sí mismo más de 150 veces para evitar atender a los clientes.
Su ‘estrategia’ derivó en que enfrentará un proceso judicial con la empresa de soporte para la que empezó a laborar cuatro años atrás y de la que llegó el punto en el que su plan terminó derrumbado y el protagonista, despedido. La compañía, incluso, no lograba contactarse con él porque la línea que manejaba estaba siempre ocupada.
El dictamen judicial de un tribunal en Canarias, que fue develado por medios internacionales, compila que el empleado actuó con fraude al saltarse los principios de confianza y lealtad. Además, no se trató de una ‘idea’ que llevó a cabo por algunos días o semanas, sino que se habría desarrollado durante varios meses hasta que quedó sin salida y al descubierto.
¿Cuánto tiempo llevaba esa práctica?
“Esta actitud no fue un hecho puntual, sino que lleva repitiéndose continuamente mes tras mes, y con distintos intervalos de duración de esas llamadas, por lo que ha manifestado con ello fraude, deslealtad y abuso de confianza en las gestiones encomendadas”, recopiló Clarín sobre el documento en cuestión.
El alegato se centró en que el señalado había excedido los límites y convicciones de la empresa para alterar una ‘ruleta’ a su favor, pues dejó de atender las necesidades de los clientes que pagaban por un servicio. Al respecto, el hombre fue acusado de falsear información en varias oportunidades para hacer parecer que su línea asistía las llamadas que le correspondían.
Su práctica llevó a que los demás compañeros quedaran sobrecargados de trabajo, pues las llamadas desviadas y que debían ser atendidas por el despedido les llegaban a ellos. Las autoridades le dieron la razón a la empresa, luego de que el acusado presentara una demanda que no fue tenida en cuenta el año pasado.
Otros compañeros, con sobrecarga
“Nos encontramos ante una conducta engañosa y continuada, no ante un acto aislado, que quiebra la confianza de la empresa, pues incide directamente en el modo en que el actor prestaba los servicios propios (...), sin perjuicio de que también afectaba a otros trabajadores”.
“El demandante pasaba a ser el último de la fila para atender las llamadas entrantes”, quedó registrado en el documento, citado por Clarín.
La carta de despido llegó a manos del individuo en octubre de 2020, en plena época de coronavirus y cuando varias empresas (no solo en España) tuvieron que acoplarse al teletrabajo para seguir en pie.
Empleado, cansado de “no hacer nada”
En Irlanda, en un caso aislado, un empleado identificado como Dermot Alastair Mills aseguró estar cansado de su situación laboral porque, según hizo saber a la justicia inglesa, ganaba cerca de 130.000 dólares por año por leer periódicos. Además, manifestó sentir que su trabajo no estaba siendo valorado.
La Comisión de Relaciones Laborales en Irlanda fue la que recibió su queja. “Diría que si tengo algo que me obliga a trabajar una vez a la semana, estaría encantado”, dijo Mills. Irish Central recopiló la rutina del británico que alegó también sentir discriminación.
“Compro dos periódicos, el Times y el Independent, y un bocadillo. Entro en mi cubículo, enciendo mi computadora, miro los correos electrónicos. No hay correos electrónicos asociados con el trabajo, ni mensajes, ni comunicaciones ni comunicaciones con colegas”, centró la denuncia.
Según el trabajador, quien tenía a cargo la gerencia de finanzas, el cambio en Irish Rail empezó a ser notorio en el marco de la Ley de Divulgaciones Protegidas de 2014, porque presuntamente fue sancionado por fijar inquietudes sobre la parte contable de esa compañía ferroviaria.