La vida se paralizó en todo Israel durante dos minutos este jueves al son de las sirenas para recordar el Holocausto, en memoria de los seis millones de víctimas judías del nazismo durante la Segunda Guerra Mundial. A las 10H00 (07H00 GMT), los israelíes observaron un momento de silencio en las calles, en los balcones de sus casas y en la puerta de comercios y otros lugares.
Los israelíes bajaron de sus vehículos y los autobuses se detuvieron. Los alumnos y estudiantes de todos los establecimientos escolares y universitarios respetaron también estos dos minutos de reflexión. Todos los canales de televisión y las radios difunden desde el miércoles por la noche testimonios, documentales y filmes consagrados al genocidio.
Durante una ceremonia en el memorial de la Shoá en Jerusalén, Yad Vashem, el primer ministro israelí Naftali Bennett afirmó este miércoles que “ningún acontecimiento, por más cruel que haya sido, es comparable al Holocausto”. Y agregó: “El Holocausto es la expresión final y absoluta de los miles de años de antisemitismo”.
En la ceremonia, sobrevivientes de la Shoá encendieron seis antorchas en memoria de los seis millones de judíos masacrados por la nazis. De visita el miércoles en el Parlamento israelí en Jerusalén, la presidenta del Bundestag (el parlamento alemán), Barbel Bas, estimó que “la responsabilidad de Alemania” en la lucha contra el antisemitismo “no terminó”.
“Las lecciones del Holocausto exigen de nosotros que jamás toleremos el surgimiento y la difusión del antisemitismo”, escribió Bas en el libro de oro del Knesset. “Estamos junto a Israel”, agregó. Según cifras oficiales, 161.400 supervivientes del Holocausto viven actualmente en Israel.
Relato de una sobreviviente
Hannah Goslar, la mejor amiga de Ana Frank y sobreviviente del Holocausto, habló con SEMANA recientemente desde Jerusalén. “Domingo, 14 de junio de 1942. Lo mejor será que empiece desde el momento en que te recibí, o sea, cuando te vi en la mesa de los regalos de cumpleaños (porque también presencié el momento de la compra, pero eso no cuenta). El viernes 12 de junio, a las seis de la mañana, ya me había despertado, lo que se entiende, ya que era mi cumpleaños. Pero a las seis todavía no me dejan levantarme, de modo que tuve que contener mi curiosidad hasta las siete menos cuarto. Entonces ya no pude más: me levanté y me fui al comedor, donde Moortje, el gato, me recibió haciéndome carantoñas. Poco después de las siete fui a saludar a papá y mamá, y luego al salón, a desenvolver los regalos. Lo primero que vi fuiste tú y quizás hayas sido uno de mis regalos más bonitos. Entonces pasó a buscarme Hanneli y nos fuimos al colegio. Al llegar a casa, ya me estaba esperando Sanne Lederman. A Ilse Wagner, Hanneli Goslar y Jacqueline van Maarsen las traje conmigo de la clase de gimnasia, porque son compañeras mías del colegio. Hanneli y Sanne eran antes mis mejores amigas, y cuando nos veían juntas, siempre nos decían: ‘Ahí van Anne, Hanne y Sanne’. A Jacqueline van Maarsen la conocí hace poco en el liceo judío y es ahora mi mejor amiga”.
De este modo, la pequeña Annelies Marie Frank Holländer, más conocida como Ana Frank, escribía los primeros fragmentos en su diario, al que se refería como “Querida Kitty”. Y, de paso, hablaba de Hannah Elisabeth Goslar, también llamada Hanneli o Lies. Hoy El diario de Ana Frank es uno de los libros más leídos del mundo y sigue conmoviendo a millones.
Desde su inocencia, y con el intelecto que adquirió al leer y escribir tanto mientras permanecía encerrada en La Casa de Atrás, en Ámsterdam, desde 1942 a 1944, la pequeña relató cómo los nazis bombardeaban la ciudad en plena Segunda Guerra Mundial y cómo siempre quiso ser periodista o escritora. (Siga leyendo aquí la entrevista con Hannah Goslar).