En el marco del último día de su visita a Mongolia, en el marco de una histórica visita pastoral de una papa católico a ese país, Francisco se reunió este domingo, 3 de septiembre, con un grupo de altos dirigentes religiosos de distintos credos que hacen presencia en esa nación asiática, en medio de un escenario marcado por la armonía entre las distintas creencias.
Durante el encuentro, organizado a primera hora de la jornada, el papa católico emitió un vehemente llamado a la armonía y la paz en los diferentes rincones del planeta, señalando además la importancia que puede jugar los diferentes credos y religiones en dicho cometido, al reconocer en estas instituciones la existencia de un importante ‘poder’ armonizador a través del diálogo.
El encuentro se adelantó en la ciudad de Ulán Bator, lugar desde donde el alto prelado católico no sólo envió un mensaje a los distintos credos representados en altos ‘sacerdotes’ o líderes de estas, sino también a la feligresía en general.
“Las tradiciones religiosas, con toda su distinción y diversidad, tienen un potencial impresionante de beneficiar a la sociedad en su conjunto”, advirtió el papa Francisco desde las instalaciones del teatro Hun; sede del íntimo encuentro, un espacio enclavado en las míticas montañas de Mongolia.
Según recogen medios internacionales, el espacio contó con la participación de representantes de credos como budismo, chamanismo, islam, judaísmo, hinduismo, la Iglesia ortodoxa rusa, los mormones y baha’i; haciendo del encuentro un real escenario multireligioso que da cuenta de la posibilidad de que los diferentes pueblos del mundo se puedan sentar a dialogar en torno de temas de interés común, consiguiéndolo hacer en armonía.
Tomando como ejemplo el escenario, el papa sentenció que si los líderes mundiales optaran por solventar sus diferencias a través del diálogo con el prójimo, lograrían encontrar el camino hacia el fin de la mayoría de conflictos, considerando que ellos sería un “aporte decisivo” para encontrar salidas a los conflictos que actualmente golpean a millones de personas en los distintos rincones del orbe.
La visita de Francisco a Mongolia ha estado marcada por sus intereses pastorales en un país donde la presencia de católicos es mínima, enviando un mensaje contundente de respaldo y acompañamiento a esos feligreses, y aprovechando para tender puentes hacia países vecinos como China, en el marco de las tensiones entre los dirigentes de ese país y los practicantes del credo católico.
En ese sentido, el pontífice ha exaltado las virtudes de Mongolia frente a su compromiso de garantizar la libertad religiosa, buscando que otros países, más precisamente China, puedan ver en ello un espejo, y con ello abogar para que allí también se respete dicho escenario en favor de quienes practican credos distintos al mayoritario, buscando que la espiritualidad deje de ser vista como ‘una amenaza’.
En su viaje, Francisco ha buscado trabajar en la mejora de las relaciones entre el Vaticano, sede de la máxima dirigencia del catolicismo, y el gobierno de Pekín, pues pese a que la visita se adelanta en Mongolia; un país del centro de Asia, el eco logrado por ello, resuena hasta varios rincones del país vecino.
El mensaje de que los gobiernos “no tienen nada que temer” frente a la iglesia, ha sido una máxima reiterada por Francisco en el marco de su visita pastoral, e incluso fue el eje de una reciente reunión adelantada por el religioso argentino con algunos de los fieles residentes en Ulán Bator, ciudad en ala que el pontífice tuvo la ocasión de visitar la catedral de los santos Pedro y San Pablo y reunirse con algunos misioneros.
En ese sentido, el papa ha sentenciado que la iglesia católica “no tiene una agenda política”, buscando apaciguar algunos de los factores que generan desconfianza en gobiernos como el de China; país donde el Partido Comunista pretende el control total, siendo castigador y perseguidor de instituciones como el catolicismo; una situación que es tangible pese a que el año pasado el Vaticano había logrado acuerdos con la dirigencia china, dando luces al gobierno local incluso para tener incidencia en la designación de los altos prelados católicos que hacen presencia en el gigante asiático; un punto que deriva en opiniones encontradas.
La visita de Francisco a Mongolia es corta, y comenzó apenas la jornada anterior, en medio de honores de jefe de Estado en la plaza Sukhbaatar, donde el papa elevó unas bonitas palabras sobre la cultura local, resaltando el respeto por la naturaleza; una máxima de la comunidad jesuita; orden a la que él pertenece.
La visita de Francisco a Mongolia ha despertado especial interés en la población local, donde, pese a que el número de católicos es reducido, este se ha visto acompañado por pobladores no creyentes que han decidido también salir a saludar al papa católico y escucharlo, reconociendo en él un líder espiritual de alta importancia mundial.
“Aunque los mongoles son budistas, es lindo recibir a un papa de Roma en nuestro país”, afirman algunos pobladores locales en declaraciones de las que hacen eco medios internacionales.
*Con información de AFP