A pesar del frío clima que se vive por estos días en Beijing, parece que la temperatura nunca paró de subir desde que Estados Unidos anunció que no llevaría a ninguno de sus diplomáticos a los Juegos Olímpicos de Invierno. La razón: los constantes abusos contra los activistas que se levantaron a favor de la democracia y libertad en Hong Kong, y contra los musulmanes uigures en la región de Xinjiang.

Como si se tratara de otro capítulo de la Guerra Fría en los años ochenta, las Olimpiadas viven un boicot al que también se sumaron otras naciones como Australia, Nueva Zelanda, Canadá y Reino Unido. Aunque a diferencia de otros Juegos Olímpicos que fueron boicoteados en el pasado, esta vez el mensaje es mucho más simbólico, ya que ningún deportista se quedó en casa sin competir, aunque así lo pidieron varias voces más cercanas al Partido Republicano en Estados Unidos.

Aun así, a pesar de que lo deportivo casi que se mantendrá en completa normalidad, China nunca tomó bien esta medida y aseguró desde el primer instante que esta decisión traerá consecuencias en las relaciones entre ambos países, de por sí ya tensas, y también para las otras naciones que decidieron ser partícipes del boicot contra el evento.

La importancia de los Olímpicos de Invierno no es tanta en lo deportivo, sino en el golpe simbólico para China y para Xi Jinping, ya que desde que se anunció a Beijing como sede, el Gobierno veía esto como una oportunidad perfecta de mostrarse como una nación avanzada y lista para luchar para ser el centro del mundo.

Intérpretes bailan en el acto de inauguración de los Juegos Olímpicos de Invierno | Foto: Copyright 2022 The Associated Press. All rights reserved

Y es ahora que China, en medio de la ola mundial de contagios por ómicron, debe mostrarse como una nación que ha aprendido a controlar el virus y puede montar un espectáculo masivo de gran nivel. Eso sí, tendrá que vivir con la incomodidad de no poder mostrar sus avances a su máximo rival geopolítico, que observará a la distancia por la televisión.

El desarrollo de estos Juegos Olímpicos de Invierno es tan solo otro capítulo más en la ya larga historia de confrontaciones entre China y Estados Unidos, que se ha visto tremendamente incrementada desde la llegada de Donald Trump al poder y que con Joe Biden no parece haber alguna diferencia.

Las relaciones comerciales siguen siendo muy fuertes entre ambos países, pero a medida que avanzan estos gestos contra el otro, cada economía se renueva para intentar dejar de depender mutuamente, y en estas reformas China ha avanzado pasos agigantados, y así no parece tan improbable que las relaciones se rompan por un buen tiempo.

A pesar de las tensiones internacionales, China lleva a cabo los Juegos Olímpicos de Invierno. | Foto: Copyright 2022 The Associated Press. All rights reserved

El tema de los abusos a las minorías parece ser más bien una excusa de Estados Unidos, ya que no se había manifestado constantemente al respecto con anterioridad, y muestra de esto es que el mismo secretario general de la ONU, António Guterres, sí hizo presencia en la inauguración de los juegos en Beijing.

Esto va de la mano con la revelación del periódico South Morning China Post, según la cual la ONU retrasó la publicación de un informe sobre la violación de derechos humanos hacia los musulmanes uigures en territorio chino, todo por petición del Gobierno del país asiático para que no manchara la realización del evento deportivo. El informe saldrá después de terminados los juegos.

Por ahora, mientras en el festivo Beijing se compite en hockey, patinaje, salto de esquí, snowboard, skeleton y otros deportes, Estados Unidos y sus aliados están en su propio duelo contra China y su Gobierno, en una batalla lenta que tiene de todo, menos una pronta resolución y una baja temperatura.