Después de varias horas de espera, Nayib Bukele llegó al Tribunal Supremo Electoral (TSE) de El Salvador para inscribir su candidatura en las elecciones presidenciales del próximo año. El objetivo de Bukele es reelegirse y continuar con sus estrictas políticas de seguridad en ese país centroamericano.
Félix Ulloa también inscribió su candidatura como fórmula vicepresidencial de Bukele, actual mandatario de los salvadoreños.
“Nayib Bukele y Félix Ulloa han sido oficialmente inscritos para participar en las elecciones presidenciales 2024-2029, representando al partido político más grande en la historia de El Salvador”, escribió en X el movimiento Nuevas Ideas.
Partidarios de Bukele se reunieron desde tempranas horas en inmediaciones del TSE para respaldar su reelección. “¡Nayib, Nayib!”, “¡reelección, reelección!”, coreaban.
Milenial de 42 años de edad, Bukele, hábil con las redes sociales, es el presidente más popular de América Latina con el respaldo del 90 % de los salvadoreños, según una encuesta publicada en julio por la oenegé Latinobarómetro 2023.
Ese abrumador apoyo radica en su plan de seguridad que apaciguó a comunidades aterrorizadas por las pandillas, pero a costa, según grupos humanitarios, de derechos limitados por el régimen de excepción que rige en el país desde marzo de 2022.
Su popularidad hace ver, por ahora, que no tendrá rival. Según un sondeo de la Universidad Francisco Gavidia, Bukele tenía en agosto 68,4% de intención de voto, lejos del 4,3 % del candidato de la derechista Alianza Republicana Nacionalista (Arena) y del 2,8 % del izquierdista Frente Farabundo Martí (FMLN).
En un país donde estuvo prohibida la reelección hasta la llegada de Bukele al poder, opositores, abogados y analistas consideran que su postulación es inconstitucional, habilitada por magistrados que nombró un Congreso que domina.
“Guerra” contra las ‘maras’
Su triunfo en las elecciones de 2019 rompió 30 años de bipartidismo de izquierda y derecha, cuando El Salvador figuraba como uno de los países más violentos de América Latina.
Tras un fin de semana que registró 87 asesinatos atribuidos a las ‘maras’, Bukele impuso el régimen de excepción bajo el que ha habido unos 73.000 detenidos, y este año inauguró una cárcel para más de 40.000 reos, considerada la más grande del continente.
Ciudades y barrios acorralados por las pandillas, que viven de la extorsión, la venta de droga y el sicariato, han sido cercadas por miles de policías y militares.
“El FMLN y Arena solo robaron. Bukele ha hecho que hoy se viva más tranquilo, sin que los bichos (pandilleros) anden jodiendo a la gente honrada”, dijo a AFP Javier Ramírez, chofer de bus de 54 años.
“La prolongada incertidumbre por la inseguridad es uno de los factores que propiciaron (...), sin duda, el apoyo que tiene”, comentó a AFP la directora del Instituto de Opinión Pública de la jesuita Universidad Centroamericana (UCA), Laura Andrade.
Grupos de derechos humanos critican que el régimen de excepción permite juicios colectivos y arrestos sin orden judicial. Unos 7.000 inocentes ya debieron ser liberados, según datos oficiales.
Pero Bukele hace caso omiso a esos reparos, afirma El Salvador está “por primera vez en paz” y señala que hubiera sido “imposible” librar la “guerra contra las pandillas” sin el poder legislativo que trajo “gobernabilidad”.
Con información de AFP*