La Fuerza Aérea de Estados Unidos ha informado en las últimas horas que uno de sus drones en Siria ha resultado dañado después de que un avión de combate ruso volase “peligrosamente cerca” y le lanzara varias bengalas el pasado domingo 23 de julio.
De acuerdo con las autoridades estadounidenses, varios cazas rusos se aproximaron hace dos días a un vehículo aéreo no tripulado modelo MQ-9 Reaper que participaba en una misión contra Estado Islámico en Siria.
En ese momento, uno de los cazas rusos comenzó a arrojar bengalas al dron, dañando gravemente su hélice. La tripulación encargada del manejo del dron logró controlar la aeronave y conducirla de nuevo a su base de operaciones, según recoge CNN.
“El flagrante desprecio del caza ruso por la seguridad de los vuelos resta valor a nuestra misión de garantizar la derrota duradera de Estado Islámico”, ha apuntado el comandante del Comando Central de la Fuerza Aérea, el teniente general Alex Grynkewich.
“Una de las bengalas rusas golpeó al MQ-9 estadounidense, dañando severamente su hélice”, según Grynkewich. “Afortunadamente, la tripulación del MQ-9 pudo mantener el vuelo y recuperar la aeronave de manera segura en su base de operaciones”, dijo el general.
Rusia y Estados Unidos han protagonizado algún que otro episodio de estas características en los últimos meses, el más notorio ocurrió en marzo, cuando un caza ruso dañó un dron MQ-9 Reaper estadounidense y lo obligó a hundirse en aguas del mar Negro.
Este último incidente sigue un patrón de llamadas cercanas en el último mes sobre Siria, donde operan aviones rusos y estadounidenses. También es la primera vez que un avión causa daños a otro desde que un Su-27 ruso golpeó la hélice de un MQ-9 sobre el Mar Negro en marzo. Al no poder operar el dron de manera segura, los operadores estadounidenses lo derribaron en el mar .
Sobre Siria, los MQ-9 estadounidenses ayudan regularmente a las misiones anti-ISIS. En los últimos meses, sin embargo, han sido hostigados por aviones rusos, a pesar de que ISIS es aparentemente un enemigo común. En noviembre de 2022, un misil tierra-aire controlado por Rusia disparó contra un dron estadounidense, y desde entonces ha seguido un flujo constante de incidentes, según Air And Space Forces.
Los aviones rusos han sobrevolado regularmente a las tropas estadounidenses en el este de Siria desde el 1 de marzo y se han acercado a los aviones estadounidenses tripulados, varias veces volando a menos de 500 pies, acciones que Grynkewich ha calificado repetidamente como “inseguras y poco profesionales”.
En mayo, Rusia indicó el martes que desplegó uno de sus aviones interceptores sobre el mar Báltico para evitar que dos bombarderos estadounidenses se aproximasen de su frontera.
“Después de la retirada de los aviones de guerra extranjeros de la frontera con Rusia, el caza ruso, un Su-27, regresó a su aeródromo de origen”, sin incidentes, indicó en Telegram el ministerio ruso de Defensa.
Según ese informe, los dos aparatos interceptados eran bombarderos estratégicos B-1B de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, que “se aproximaban de la frontera de Rusia”. “La frontera rusa no fue violada”, precisó.
Los incidentes entre aviones rusos y de países miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) se multiplicaron en los últimos años, incluso antes del inicio de la operación militar rusa en Ucrania el 24 de febrero de 2022. Semanas atrás, un incidente similar se produjo cuando un caza ruso interceptó un avión militar francés y otro alemán sobre el Báltico
A inicios de mayo, un avión de la guardia fronteriza polaca que operaba en el mar Negro como parte de la Agencia Europea de Fronteras y Costas (Frontex) fue puesto en situación de peligro por la aproximación de un caza ruso, según Varsovia.
Un mes antes, la aeronáutica rusa interceptó un dron estadounidense Reaper MQ-9 sobre el mar Negro, que después cayó en sus aguas. El incidente provocó una breve escalada de tensiones entre Washington y Moscú.