La ciudad de Guayaquil, en Ecuador, se ha convertido en una de las urbes más peligrosas de Latinoamérica, donde los comerciantes viven con el constante temor de las extorsiones, el cual tuvo un nuevo capítulo la noche del 27 de diciembre. Un presunto extorsionador perdió la vida tras detonar una carga de dinamita frente a un local comercial ubicado en la avenida Francisco de Orellana, al norte de la ciudad.
A medida que la noticia se propagaba a través de las redes sociales y los medios de comunicación, la Policía Nacional de la Zona 8, que abarca Guayaquil, y los alrededores de la ciudad, se encargó de proporcionar detalles adicionales sobre este violento episodio que tuvo lugar alrededor de las once de la noche del miércoles, en el cual el hombre perdió la vida tras la brutal explosión de la dinamita.
Los impactantes eventos quedaron registrados en un video que muestra a un individuo vestido de negro, con mascarilla, descendiendo de un vehículo rojo para acercarse a un establecimiento comercial portando un explosivo. En un intento por encender el artefacto, este estalla, generando una nube de humo que envuelve la escena. Segundos después, el vehículo se aleja velozmente, abandonando al presunto delincuente cuyo cuerpo desmembrado yacía en la esquina de la acera.
El estruendoso estallido resonó en el sector, alertando a los residentes y a aquellos ciudadanos que circulaban en sus vehículos en esa hora. Las redes sociales se inundaron con el video de la explosión que cobró la vida del delincuente, mientras los usuarios de la web expresaban su indignación hacia el compañero que lo dejó abandonado tras el trágico suceso que le costó la vida al criminal de inmediato.
El comandante policial de la Zona 8, general Víctor Herrera, brindó más detalles sobre el presunto extorsionador, sugiriendo que podría tratarse de un menor de edad, aunque las investigaciones aún están en curso para confirmar su identidad. “Al tratarse de un menor de edad, no podemos dar nombres”, comentó Herrera, quien señaló que se encontró una cédula de identidad perteneciente al fallecido.
El impacto de la explosión fue tal que el presunto delincuente perdió sus extremidades superiores y una pierna, complicando la tarea de su identificación. El comandante Herrera reveló que el explosivo tenía la intención de ser detonado como parte de un intento de extorsión al propietario del local comercial, quien previamente había recibido amenazas y demandas de dinero en semanas anteriores.
Así mismo, el dueño del negocio reveló, en declaraciones a la prensa, que semanas atrás había recibido amenazas por parte de mafias de extorsionadores, que le exigían el pago de cupos para dejarlo trabajar en paz y que el explosivo procedente de elementos de minería, era un claro ataque hacia su negocio comercial.
Hasta el momento, la información disponible indica que el fallecido era ecuatoriano y carecía de antecedentes delictivos. “Aún no estamos hablando de bandas, a veces hay quienes se etiquetan como tal y son gente sin experiencia que manipula explosivos de manera irresponsable”, agregó el comandante Herrera, sugiriendo la posibilidad de que el presunto extorsionador actuara de manera individual y sin la sofisticación de una organización criminal.
Este trágico episodio en Guayaquil arroja luz sobre los peligros que enfrentan los comerciantes locales, quienes, ante la amenaza constante de extorsiones, se ven forzados a vivir con un manto de inseguridad, la cual ha ido en aumento en los últimos años a raíz del auge del narcotráfico que ha inundado al país, especialmente la gran ciudad que se ha visto como uno de los puntos más críticos de la inseguridad en Ecuador.