La tormenta Daniel, cuyo paso se sintió en días pasados en Bulgaria, Grecia y Turquía, en donde provocó precipitaciones récord finalizando el verano y dejando cerca de 30 fallecidos por su potencial destrucción, llegó a Libia durante la segunda semana de septiembre más fuerte que nunca, contra todo pronóstico de quienes estimaban que perdería fuerza al impactar contra África.
Según los últimos informes, más de 5 mil personas han muerto y otras 10 mil se encuentran desaparecidas dada la magnitud de las inundaciones que han azotado las regiones de Jabal Al Akdar y los suburbios de Al-Marj, reseña El Heraldo.
Asimismo, esta tormenta se ha categorizado por los expertos como un fenómeno “extremo en términos de cantidad de agua caída”.
Por otro lado, la ciudad de Derna ha sido la localidad que ha resultado más afectada por la destrucción de dos represas, por lo que el gobierno nacional ha puesto en marcha el plan de emergencia establecido, agradeciendo a la comunidad internacional por el apoyo brindado durante las primeras 24 horas tras el desastre que enluta a miles de familias libias.
En esta urbe se estima que aún permanecen en centenares personas atrapadas en los escombros.
Un país en sequía bajo el agua
Tras el paso de Daniel, la población libia se enfrenta a un nuevo problema social, dada la inestabilidad política de la nación desde 2022, debido a que las ayudas nacionales no se han podido aprovechar del todo por la disparidad de poderes que existe en el territorio africano.
El fenómeno natural ha provocado lluvias tan potentes que las autoridades regionales han declarado el estado de emergencia en varias zonas del país, incluso en la ciudad de Bengasi han decretado el toque de queda para evitar desórdenes sociales, además de evitar que las personas se expongan a más peligros en medio de las inundaciones.
La localidad de Al Baida, la cuarta urbe más grande la nación africana, ha sufrido grandes daños estructurales.
Asimismo, las autoridades han precisado que en esta ciudad la situación está fuera de control dada la magnitud de la tragedia, por lo que el centro médico tuvo que suspender sus labores y remitir a los pacientes a establecimientos privados.
Los testimonios en medio de la incertidumbre
Los equipos de rescate continúan trabajando contrarreloj para poder salvar la vida de la mayor cantidad de personas que se pueda.
Las autoridades han declarado a los medios locales y la prensa internacional que “el panorama es desolador en numerosas localidades del este de Libia: edificios reducidos a escombros, deslizamientos de tierras, barrios enteros bajo el agua, varios puentes colapsados. El temporal causó importantes daños materiales en infraestructura y propiedades privadas”.
Por otro lado, la Compañía Nacional del Petróleo (NOC), a través de un comunicado, señaló que los principales campos petroleros de Libia se encuentran en “estado de alerta máxima” por las afectaciones ocasionadas por el fenómeno natural.
Asimismo, la entidad aseveró que la actividad de los pozos ha caído drásticamente en las últimas horas.
De igual manera, Tamer Ramadan, jefe de la delegación de la Media Luna Roja Libia, ha comparecido ante la sede de la ONU en Ginebra a través de una videoconferencia, precisando:
“Las cifras iniciales que estamos recibiendo sobre desaparecidos en las cinco ciudades (afectadas) son muy cercanas a los 10.000 desaparecidos”, añadiendo ante el organismo que “las necesidades humanitarias son enormes y superan las capacidades de la Media Luna Roja y del gobierno, motivo por el que las autoridades del este han hecho un llamamiento a la comunidad internacional”.
Ramadan, igualmente, enfatizó que la Media Luna Roja se desplegó de manera inmediata para “responder sobre el terreno” a las necesidades que requería la población, enfatizando: “Lanzaremos pronto un llamamiento para intentar hacer frente a las enormes necesidades humanitarias”.
Además, de solicitar a la buena voluntad del mundo a “que pongan el foco en Libia y den todo el apoyo posible a los trabajadores humanitarios”.