Más de un año después de que los talibanes retomaran el poder en Afganistán, las mujeres atraviesan uno de sus mayores retrocesos en materia de derechos humanos, luego de que el régimen les prohibiera acceder a la universidad. El anuncio ha despertado críticas desde la comunidad internacional que, incluso, ya habla de un crimen contra la humanidad.
En medio de la incertidumbre y tensión en el país asiático, en las últimas horas circuló un video en el que se observa a varias mujeres llorando en un salón de clases e imágenes de las inmediaciones de un campus en Kabul (la capital) donde se consuelan entre ellas y que fueron recopiladas por Associated Press.
Según Los Angeles Times, algunos periodistas notaron hoy a las fuerzas de seguridad afuera de cuatro centros educativos para asegurarse que las mujeres no intentaran ingresar. Según ese medio, también buscaron evitar que se tomara algún registro de protestas contra la cuestionada medida, implementada supuestamente porque las universitarias “no respetaban el código vestimentario”.
El portavoz de la Universidad de Kabul, Rahimullah Nadeem, indicó que algunas afganas pudieron ingresar a los establecimientos, pero solo para labores administrativas. También confirmó que se hicieron cuatro ceremonias de graduación, de acuerdo con información del medio estadounidense.
“No queremos ser eliminadas”
Integrantes de la agrupación Unidad y Solidaridad de las Mujeres Afganas se congregaron en la Universidad Edrak donde instaron a que se les permita acceder a la educación superior. “No hagan política la educación (...).Una vez más se prohíbe la educación para las mujeres, no queremos ser eliminadas”, recogió Los Angeles Times.
En otro video, divulgado en Twitter por @almuariza se observa a varios hombres que, en muestra de solidaridad con sus compañeras, renunciaron a sus exámenes y abandonaron en fila uno de los recintos en señal de protesta. Ante ese gesto, decenas de ellas empezaron a aplaudir. Solamente ese clip acumula más de 6.000.000 de visualizaciones.
Entre tanto; el ministro de Educación Superior de los talibanes, Neda Mohamed Nadim, calificó como “injerencia” la condena de la comunidad internacional. “Les hacemos un llamamiento para que no interfieran en nuestros asuntos internos. Por un lado, piden garantizar los derechos de nuestras hermanas, mientras que por otro imponen restricciones a los musulmanes en el país”.
Nadi justificó la medida al asegurar que las mujeres llegan a las universidades sin compañeros masculinos y porque, supuestamente, han notado una “falta de observancia” en la forma en que deben ir vestidas (haciendo alusión a la obligatoriedad del velo).
Este jueves los ministros de Exteriores del G7 exhortaron al gobierno para que dé un paso atrás en esa restricción, una vez que vetar el acceso de las afganas a una mejor educación “puede constituir un crimen contra la humanidad” según el Estatuto de Roma, del que hace parte Kabul.
“Las medidas recientes de los talibnes, junto con medidas acumulativas anteriores que restringen el ejercicio de los Derechos Humanos, así como las libertades fundamentales de las mujeres y las niñas en Afganistán, son extremadamente preocupantes y parecen ser una política sistemática”, dijo en un comunicado la ministra de Exteriores alemana, Annalena Baerbock.
“Instamos a (...) abandonar la prohibición de la educación universitaria para las mujeres y a revocar sin demora la decisión existente de prohibir el acceso de las niñas a la escuela secundaria”, enfatizaron antes de agregar que “respaldan a todos los afganos en su demanda de ejercer sus Derechos Humanos”.
Cuando el grupo insurgente nuevamente llegó al poder, en agosto de 2021, se comprometieron con respetar los avances en igualdad de género que se habían alcanzado en las últimas dos décadas; sin embargo, la práctica ha dado cuenta de lo contrario.
*Con información de Europa Press.