Desde hace un tiempo a la escala de conflictos hay que agregar la falta de agua. Desde la cuenca africana, hasta el área andina sudamericana, hay tensiones por la sed. La ONU estima que hay 2 mil millones de personas en el mundo que sufren por la falta del líquido, la mayoría de ellas ubicadas en las zonas rurales o en los suburbios. Es decir, en lugares escasamente poblados y alejados de los acueductos. A medida que las metrópolis aumentan en su cantidad y tamaño, también lo hace el consumo de agua. Y con ello crece la escasez.
El 54 por ciento de las personas vive en áreas urbanas y es factible que para finales de siglo más del 80 por ciento lo haga. Hasta ahora, la mayoría de las ciudades tiene agua suficiente para subsistir. Sin embargo, las cosas están empezando a cambiar también para las zonas urbanas. De los 736 millones que viven en las 482 áreas más pobladas del mundo, 233 tienen dificultades para encontrar agua potable, según Iagua Magazine 25.
Las metrópolis de India, China, Pakistán, Afganistán, Sudáfrica, Bolivia y Chile son las más impactadas hasta ahora por la emergencia climática. Pero también en países como Estados Unidos, en las áreas desérticas californianas, los cortes y el racionamiento son algo habitual. A principios de año, el Papa Francisco fue uno de los primeros en lanzar una alarma global al insistir en que cada día mueren mil niños por enfermedades derivadas del consumo de agua no potable. Una de ellas es el cólera, que tanto aqueja a los países africanos. “Me pregunto si en esta tercera guerra mundial nos estamos moviendo hacia el tercer mundo por el agua”, añadió el pontífice. Si en el siglo XX la mayoría de guerras se desataron por el petróleo y los minerales, el siglo XXI verá lo que antes parecía una distopía lejana: la guerra por el “oro azul”, aseguró en su momento Antonio Guterres, secretario general de Naciones Unidas.
Varias fundaciones por el medio ambiente están de acuerdo con que en la actualidad hay 343 conflictos en todo el globo derivados del control de las fuentes hídricas. Ya sea conflictos de civiles contra estados que privatizaron el agua, como en el caso de Chile, o conflictos de poblaciones étnicas contra grandes multinacionales que contaminan las desembocaduras de los ríos, como el caso de La Guajira, en Colombia. En definitiva, el agua está en el centro de varias disputas en el mundo actualmente. Y este escenario podría agravarse en el marco de la emergencia climática global y con el aumento de la población.
Las guerras del presente: una realidad que supera la ficción Nigeria En Nigeria los efectos de la crisis medioambiental y el rápido aumento poblacional –que según la ONU podría llevarlo a ser el tercer país más habitado del mundo en 2050– han servido de leña para el férreo conflicto entre agricultores y pastores nómadas. Durante años, estos grupos coexistieron pacíficamente. Pero, con las sequías, la paz se rompió y la disputa por los recursos y la posesión de territorios fértiles comenzó. La ONG internacional Crisis Grup afirma que esta situación ha causado seis veces más muertes en Nigeria que el grupo guerrillero y terrorista Boko Haram. 1.949 personas murieron en 2018 por las guerras del agua.
Turquía El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, inició la construcción de una seguidilla de represas para aprovechar el agua de países vecinos, que por supuesto no tardaron en señalarlo de robarles sus fuentes y causar escasez en sus naciones. Ante los oídos sordos del mandatario, varias poblaciones a orillas de los famosos ríos Tigris y Éufrates se levantaron contra el gobierno turco e iniciaron ataques contra las represas y demás formas de desvío del agua. Todavía hoy miles de personas de las zonas aledañas no tienen acceso a agua potable. Siria Antes del levantamiento contra el dictador Bashar al Assad, la falta de lluvia y el poco flujo de los ríos obligaron a un millón y medio de personas a migrar a los centros más poblados en busca de comida y líquido. Su llegada causó tensiones con quienes ya habitaban las ciudades y pronto se inició un fuerte levantamiento contra el Estado Islámico, que controlaba vastas regiones del país en ese momento. Los sirios no solo tienen que sobrevivir a las constantes guerras, a los ejércitos extranjeros, a la explotación de su territorio, sino también a la dificultad de conseguir agua y comida en un país arruinado por las bombas.
Chile
Chile es uno de los 18 países con mayor riesgo hídrico en el mundo. Por si fuera poco, es el único país en donde el agua es propiedad privada. El sector que más la demanda es el agrícola, que consume más de 77 por ciento del líquido a nivel nacional, seguido por la industria, la minería y el agua de consumo diaria, según cifras de Modatima. En un país donde el 76 por ciento de la superficie se ha secado, la desertificación ha causado que regiones como Petorca o putaendo, que han perdido más de 5.000 animales este año por la sed, hayan comenzado las disputas entre los pobladores y las empresas poseedoras del recurso. Toda la zona del desierto de Atacama, a su vez, es una de las que más ha marchado contra el gobierno por la falta de agua. "Esta sequía, al limitar la disponibilidad de un recurso, ha acentuado y visibilizado un conflicto por su acceso, que ha derivado en un debate sobre derechos y propiedad", añadió Raúl Cordero, académico de la Universidad de Santiago, para el periódico El Mostrador. Para él ya se puede hablar de una "microguerra del agua”. "Esta es también una de las consecuencias del cambio climático: exacerbar conflictos sociales. Desafortunadamente, es probable que este tipo de conflictos se agudicen aún más en el futuro, a medida que el estrés hídrico empeore", advirtió.
Bolivia
A pesar de que no es una guerra de este año, sus efectos todavía impactan a los bolivianos. Entre enero y abril del año 2000 se libró uno de los conflictos más icónicos de las últimas décadas: la Guerra del Agua en Cochabamba. Cuando el gobierno aumentó hasta el 300 por ciento las tarifas del agua, los ciudadanos decidieron dejar de pagar sus recibos y recoger aguas lluvias. El Congreso intentó prohibir que la gente se abasteciera de esa forma y con ello desató una guerra civil, liderada por el entonces congresista Evo Morales, contra las fuerzas estatales. Durante tres meses la Policía disparó gases lacrimógenos contra los manifestantes, sin lograr que la gente retrocediera un ápice. El gobierno tuvo que echarse para atrás en la medida y expulsar a la multinacional que manejaba el agua en esa zona del país andino.