Los dinosaurios han servido como una gran fuente de inspiración para películas, documentales y leyendas que se han vuelto memorables en la sociedad, pero también han sido un método para ir comprobando la teoría de la evolución de las especies, además de ir creando, con sus fósiles, más conocimiento biológico y paleontológico año tras año.
El descubrimiento de algún tipo de estructura ósea de un dinosaurio, o cualquier animal prehistórico, conmociona a la ciencia, ya que marca el inicio para registrar alguna especie en el vasto universo de la zoología, o también puede convertirse en la pista que faltaba en una investigación para comprobar alguna teoría en el reino animal.
Uno de estos descubrimientos tuvo lugar en Suiza, en el Monte San Giorgio, donde décadas atrás se lograron recolectar una serie de fósiles pertenecientes al Tanystropheus, un raro reptil marino que vivió en aguas poco profundas en el planeta hace unos 240 millones de años, del cual se conoce que cazaba calamares y peces utilizando su cuello que era muy largo que le facilitaba su emboscada.
Con los fósiles de este animal, los científicos se percataron de que este animal había sido decapitado por otra especie de reptil más grande que él, lo que comprobó que el Tanystropheus, a pesar de su gran tamaño, era muy vulnerable a ataques de este tipo.
Los expertos estudiaron por mucho tiempo los fósiles de la cabeza y el cuello de este reptil en el que detectaron marcas de poderosas mordeduras y otros signos de violencia que indicaban que el animal había sido decapitado.
¿Qué más se sabe de esta especie de reptil?
Los investigadores pudieron comprobar que el Tanystropheus que se alimentaba de peces y calamares, alcanzaba unos 20 pies de largo (seis metros), sin embargo, los fósiles encontrados demostraron que el espécimen hallado medía apenas 13, o 4 metros. Por otro lado, el animal más pequeño que se ha encontrado de esta especie medía apenas 5 pies, poco más de metro y medio, del cual se dijo que se alimentaba de camarones al contar con dientes poco potentes para masticar huesos.
Sin embargo, el principal atractivo para los científicos que han estudiado particularmente a este animal, el cuello de este reptil, es lo que más les llama la atención. Esta parte del cuerpo era tres veces más larga que el torso del Tanystropheus el cual se consideraba muy útil para la caza de los animales que consumía. Aunque esta característica la tenían buena parte de los animales marinos hace 175 millones de años, lo inquietante es que este cuello era muy débil para afrontar fuertes mordeduras de los depredadores.
La relevancia de estos fósiles
El paleontólogo Stephan Spiekman, miembro del Museo Estatal de Historia Natural de Stuttgart en Alemania y autor de la investigación del Tanystropheus publicada en la revista Current Biology enfatizó que esta especie “es tan interesante porque su plan corporal es completamente único en la historia de toda la vida. Hay otros animales con un cuello muy largo, pero no un cuello tan largo, rígido y liviano, con un cuello muy largo, costillas del cuello en forma de cuerda. Y luego, lo que se suma a la rareza y el misterio es que el resto del animal también es desconcertante”.
“Estos ejemplos muy dramáticos de interacción depredador-presa son extremadamente raros en los fósiles y nos dan una idea de cómo estos animales vivían juntos. Nos recuerda que estas criaturas pasaron por eventos dramáticos similares a los que vemos en la naturaleza hoy en día, en este caso de una manera particularmente vívida y espantosa,” agregó Spiekman en su declaración de la importancia de seguir investigando esta especie de réptil, de la cual se podría obtener información relevante del comportamiento de esta especie, y sus depredadores, para así ir armando el rompecabezas con el fin de entender el real comportamiento de las especies marinas prehistóricas y así comprender la conducta de las actuales.