Un caso de justicia por mano propia horroriza a las autoridades policiales de Ecuador, luego de que la misma comunidad de un sector rural conocido como Latacunga, en Cotopaxi, decidiera arremeter violentamente contra dos hombres, a quienes señaló de ser delincuentes y más allá de adelantar un acto de ‘escarmiento’, terminó por causarles la muerte.
Según recogen medios locales de ese país, la comunidad advirtió que estos hombres, que portaban un arma de fuego, tendrían planes de asesinar a un habitante de la zona, por lo que, antes que dar aviso a las respectivas autoridades, decidieron emprender en contra de estos con palos y fuego, causándoles la muerte al quemarlos vivos.
De acuerdo con medios internacionales, que han hecho eco de la denuncia de las mismas autoridades de Ecuador, la comunidad dio una fuerte golpiza a los presuntos delincuentes, para una vez reducidos, esparcir gasolina sobre ellos y acabar con sus vidas de una manera cruel.
En la denuncia de las autoridades policiales, estas afirmaron que conocieron de los hechos, pero no pudieron intervenir debido a la acción misma de los miembros de la comunidad, quienes bloquearon el paso hacia la referida zona rural, evitando que los agentes pudieran llegar al sitio de la agresión para mediar en favor de la defensa de la vida de los señalados.
De acuerdo con declaraciones del comandante Giovanni Maldonado, recogidas por el medio local Ecuavisa, la labor de los uniformados fue torpedeada por los habitantes del sector, quienes “bloquearon las vías con vehículos y no permitieron el ingreso de la Policía”.
Afirmó que en el lugar había cerca de 350 personas de etnia indígena, quienes advirtieron que habían retenido a dos personas, y que no necesitaban la presencia policial porque ellos “tomarían sus propias decisiones”.
En virtud de lo anterior, los efectivos encargados de impartir ley en la zona, se vieron desplazados por la ‘justicia por mano propia’ de la comunidad, y solo lograron acceder a la zona dos horas después de que se había presentado el asesinato de los presuntos sicarios, quienes terminaron calcinados.
Una vez en el lugar, las autoridades dispusieron las labores de levantamiento de los dos cadáveres, los cuales fueron trasladados a una sede de las autoridades forenses en la localidad de Ambarato.
Debido al silencio y la actitud emprendida por los pobladores locales tras el asesinato de los delincuentes, este hecho podría quedar impune, en tanto la comunidad se ha mostrado hermética y ha respaldado la ocurrencia de este caso de ‘justicia por mano propia’.
La Policía también apuntó -en sus declaraciones- que las dos personas asesinadas eran presuntamente ‘ciudadanos extranjeros’ y tenían en su poder un revólver con munición
A través de la redes sociales, circulan algunos videos que dan cuenta del violento hecho, y del momento en que los delincuentes fueron abordados por la comunidad, quitándoles el arma de fuego.
Un hecho similar había tenido lugar en México
A finales del pasado mes de noviembre de 2022, un hecho similar al ocurrido en Ecuador, tuvo lugar en México, donde la comunidad, también cansada de la inoperancia de las autoridades frente a algunos casos de violencia, decidió arremeter en contra de un hombre que acababa de cometer un acto de sicariato en la localidad de Cárdenas, en el estado mexicano de Tabasco, y tras darle una golpiza, terminó por ‘ejecutarlo’ ahorcándolo en el centro del parque local, a la vista de toda la comunidad.
El hecho se presentó minutos después de que hombres armados atacaran mortalmente a un funcionario de la administración local mientras este departía con amigos en su vivienda, disfrutando entonces de un partido del Mundial Catar 2022.
En ese momento, pese a que el hecho sicarial estuvo protagonizado por dos personas que se movilizaban en una motocicleta, la comunidad, alertada por el ruido de los disparos, solo logró detener a uno de ellos, pues el otro se alcanzó a dar a la fuga.
Así, tras tomar justicia por mano propia, el grupo de ‘justicieros’ locales, dejan expuesto el cadáver del sicario ahorcado en un árbol en la mitad de parque central de la ranchería Azucena; sitio en el que permaneció algunas horas hasta que llegaron las autoridades policiales.
Previo a la ejecución del sicario, la comunidad alcanzó a hacerlo confesar que el caso de sicariato había sido cometido por encargo, y que habían recibido un pago equivalente a 2,5 millones de pesos colombianos.