SEMANA: Hay muchas biografías sobre Churchill. ¿Por qué hacer una nueva? Andrew Roberts: Ya había escrito cuatro libros relacionados con Churchill y sentí que estaba listo para escribir una gran biografía, especialmente porque no hay una gran biografía de su infancia y juventud. Además, he recopilado mucha información de fuentes nuevas importantes que hasta ahora no habían estado disponibles. Su majestad la reina me permitió ser el primer biógrafo de Churchill en usar los diarios de su padre, el rey Jorge VI. Consulté 41 volúmenes de documentos elaborados por personas que trabajaron con Churchill y que están a su disposición en los Archivos de Churchill en la Universidad de Cambridge; los diarios del embajador ruso en Londres entre 1934 y 1943, que fueron traducidos en Moscú; los diarios de guerra de la hija de Churchill, entre muchos otros. En ese sentido, mi biografía tiene una avalancha de nueva información sobre él que no ha aparecido en los libros de nadie.
SEMANA: Es uno de los personajes más importantes de la historia del siglo XX, pero hoy muchos jóvenes en Reino Unido y el mundo no saben quién es Churchill ¿A qué se debe este fenómeno? A.R.: Aunque fue el mejor inglés de nuestra historia, no se le enseña en las escuelas, lo cual es una vergüenza. En una encuesta a adolescentes británicos, ¡el 20 por ciento de los estudiantes pensaba que era un personaje ficticio, mientras que el 43 y el 47 por ciento creían que Eleanor Rigby y Sherlock Holmes eran personas reales, respectivamente! Entonces, se trata de un problema de educación. SEMANA: En las últimas semanas, grupos de activistas han vandalizado las estatuas de Churchill argumentando que era racista. ¿Qué opina sobre ese juicio histórico? A.R.: Creo que las personas que vandalizaron las estatuas de Churchill son unos ignorantes que no entienden que los seres humanos en el pasado pudieron tener opiniones diferentes a ellos y aun así pueden ser personajes históricos geniales y grandiosos. No creo que Churchill fuera racista, a pesar de sus bromas y comentarios muy ocasionales que, por supuesto, son totalmente inaceptables para nuestras sensibilidades modernas. Un racista quiere cosas malas para las personas de otras razas, mientras que él estaba inmensamente orgulloso de que la esperanza de vida en la India se hubiera duplicado y del enorme aumento de las poblaciones nativas del Imperio. Churchill estaba en la escuela cuando Charles Darwin estaba vivo y, como la mayoría, creía en una jerarquía de las razas que hoy es ridícula y obscena, pero que en esa época se consideraba un hecho científico. Lo paradójico es que esa creencia le hizo pensar que Gran Bretaña tenía una profunda obligación moral con los pueblos nativos del Imperio británico, a los que dedicó su vida. “Churchill no era racista. pensaba que Gran Bretaña tenía una obligación moral con los pueblos nativos del Imperio” SEMANA: ¿Cuál es el legado de Churchill? A.R.: Jugó un papel central en la destrucción del dictador fascista más malvado de la historia, algo por lo que Black Lives Matter (BLM) y todos los antirracistas y antifascistas deberían estar agradecidos. Sus secretos y técnicas de liderazgo son tan válidos hoy como lo fueron durante su vida. Además, su resistencia bajo presión, su insistencia en decir la verdad sobre el totalitarismo, su coraje personal y moral, su dominio del lenguaje y su negativa a admitir la derrota trascenderán el tiempo. SEMANA: ¿Qué opina del BLM? A.R.: El BLM es una organización marxista de choque que quiere desvanecer nuestro orden y destruir el capitalismo. Deberíamos verlo tal como es y denunciar sin temor sus motivos y objetivos. SEMANA: ¿Pero no se podría hablar de que el BLM es un síntoma o una respuesta del racismo y la xenofobia? A.R.: Pese a los condenables actos racistas ocurridos en la actualidad, en general, históricamente creo que han disminuido enormemente durante el último medio siglo. El racismo del día a día que era común en la década de 1970, por ejemplo, ahora es, afortunadamente, un recuerdo lejano. SEMANA: En su libro habla del conservadurismo democrático como una de las virtudes de Churchill. ¿Hay algún político que represente hoy esa tendencia política? O dicho de otra manera, ¿por qué el conservadurismo está desacreditado? A.R.: Boris Johnson es un conservador democrático, y aunque no puede hablar sobre cuestiones políticas, sospecho que la reina Isabel II también lo es. Alguien que conocía bien y que admiraba, Margaret Thatcher, era una gran conservadora democrática. Pero me temo que esa tendencia en Europa está en retirada. Por otra parte, considero que el conservadurismo se encuentra atrapado por la corrección política, por la guerra cultural en la izquierda, por el populismo antidemocrático en la derecha, y ahora por el coronavirus, es una gran presión por todos lados.
SEMANA: ¿Qué papel jugó el conservadurismo en la historia del siglo XX? ¿Tiene algo que ofrecer al siglo XXI? A.R.: El conservadurismo no logró detener ninguna de las dos guerras mundiales, pero al menos ganó la Guerra Fría, dirigida por Ronald Reagan, Margaret Thatcher y el papa Juan Pablo II. Hoy, es la última y mejor esperanza para detener la amenaza a la libertad de la China totalitaria, que cada día aumenta. SEMANA: ¿Eso quiere decir que la democracia está en crisis? A.R.: Sí, pero lo ha estado muchas veces, y sobrevivió porque el amor a la libertad es inherente a la condición humana. Winston Churchill dijo: “Muchas formas de gobierno han sido probadas, y serán probadas, en este mundo de pecado y aflicción. Nadie pretende que la democracia sea perfecta o que lo sea todo. De hecho, se ha dicho que la democracia es la peor forma de gobierno, a excepción de todas esas otras formas que se han probado de vez en cuando”. SEMANA: Churchill era uno de los más grandes anticomunistas de su época y pese a aliarse con la Unión Soviética en la Segunda Guerra Mundial, nunca le vio algo positivo a este sistema político ¿Tenía el comunismo algo o era todo malo, como pensaba Churchill? A.R.: Concuerdo con Churchill porque, incluso en su único supuesto aspecto positivo, la promoción de la igualdad, no era realmente un beneficio, sin contar que nunca sucedió en ningún país comunista. La característica definitoria de la humanidad es su extraordinaria heterogeneidad. Al igual que los cristales de copo de nieve, no hay dos personas exactamente iguales; incluso en el caso de gemelos idénticos, cuyas personalidades divergen al nacer aun si sus características físicas no lo hacen. Hay un software policial que puede identificar a personas de millones de fotos policiales debido a las múltiples diferencias minuciosas en los rostros de todos. No solo la naturaleza física nos hizo a todos diferentes. En perspectiva y personalidad, todos son imposibles de encasillar en una sola categoría. Por lo tanto, ¿por qué debería haber un nivel de ingresos igualado? Va en contra de la heterodoxia de la naturaleza y de la humanidad. Si no somos exactamente iguales en términos de algo, ¿por qué tratar de imponer uniformidad en nuestra riqueza, que cuando se ha intentado hacer, la historia muestra se ha hecho una y otra vez mediante la miseria y un derramamiento de sangre espantosos? El deseo de igualdad es la voz más seductora de las sirenas, pero también la más mortal. SEMANA: En ese sentido, ¿qué opina del chavismo y de Nicolás Maduro? A.R.: Es una advertencia para el mundo sobre los efectos del socialismo en una nación, que tiene la capacidad de convertir a uno de los países más ricos de un continente en el más pobre en menos de una generación.
SEMANA: ¿Puede resurgir el comunismo? A.R.: Sí, y también el fascismo. Necesitamos estar constantemente en guardia contra estos fenómenos. La vigilancia eterna es esencial. La principal amenaza para la libertad global en este siglo será el partido comunista chino. SEMANA: ¿Qué lecciones deja la pandemia de covid-19? A.R.: Que el partido comunista chino debe promulgar leyes para los mercados de especies exóticas y que debe llevarse a cabo una investigación pública internacional inmediata para descubrir cómo podemos evitar que algo monstruoso vuelva a suceder.