Entre el 20 y el 21 de marzo de cada año, sobre la Tierra ocurre el equinoccio de primavera, un evento astronómico en el que tanto el día como la noche tienen la misma duración, con excepción de los polos. Esto ocurre cuando el Sol se sitúa en el plano del Ecuador celeste y alcanza el cenit: el punto más alto en el cielo.
Algunos lo conocen como "equinoccio de marzo", porque el cambio ocurre durante este mes, a pesar de que el día de inicio puede variar durante los años bisiestos. El origen de esta palabra proviene del latín aequinoctium, que significa "noche igual". Este fenómeno sucede dos veces al año, una es entre el 19 y el 21 de marzo, y la otra entre el 21 y el 24 de septiembre. De hecho, para finales del mes de junio se presenta un cambio en la duración de las noches, pues estas se vuelven más cortas.
De igual forma, esta fecha marca el final del invierno y el inicio de la primavera en el hemisferio norte, temporada que este año 2020 comienza más temprano en 124 años. Por su parte, en el hemisferio sur del planeta ocurre el equinoccio otoñal, época en que los árboles toman colores cálidos, entre amarillos, anaranjados y rojizos, y las hojas caen formando tapetes naturales sobre los suelos de estos lugares.
En países como México, el equinoccio de primavera marca un acontecimiento muy importante y cientos de personas llegan a las pirámides más reconocidas del país azteca, como Chichén Itzá, el corazón del imperio maya, y las pirámides de la Luna, el Sol y el Inframundo en Teotihuacán, para recibir la energía del Sol y comenzar nuevos procesos en sus vidas, como lo indica la creencia popular. Sin embargo, este año por causa de la pandemia del coronavirus en el mundo, la Secretaría de Cultura y el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) anunciaron que se suspendieron los ingresos y las actividades en estos lugares como medida de prevención.