La tensión en el mar de Japón está en su máxima expresión. Luego que Corea del Norte lanzara un misil balístico que puso a temblar a los nipones, Corea del Sur y Estados Unidos respondieron disparando otros más durante la madrugada del miércoles 5 de octubre. Sin embargo, uno de ellos falló y se estrelló en la base militar de la ciudad de Gangneung, a 150 kilómetros al este de Seúl.

El misil Hyunmoo-2, lanzado por las tropas surcoreanas, habría emprendido un vuelo “anormal” provocando finalmente un accidente, el cual también sufrieron los residentes de Gangneung, quienes se mostraron sorprendidos por un repentino incendio en la base militar, según informó la agencia de noticias Yonhap.

“Después del accidente, el propulsor del misil se quemó y provocó un incendio. No obstante, la ojiva no explotó, aunque otros detalles aún están bajo investigación”, argumento un oficial de las Fuerzas Armadas surcoreanas bajo condición de anonimato a la citada agencia. Desde Seúl se detalló que el incidente no dejó víctimas y anunció la apertura de una investigación para determinar la causa exacta de lo que pudo haber ocurrido.

El martes 4 de octubre, aviones de caza estadounidenses y surcoreanos habían desplegado un ejercicio de bombardeos en el mar Amarillo. Los ejercicios querían “asegurar que tenemos las capacidades militares listas para responder a las provocaciones del Norte si se llega a esta situación”, dijo a la CNN el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos, John Kirby.

“No deberíamos llegar a eso. Hemos dejado claro a Kim Jong Un que estamos dispuestos a sentarnos sin condiciones previas. Queremos ver la desnuclearización de la península de Corea”, añadió. “No ha mostrado ninguna predisposición a moverse en esa dirección y, siendo bastante francos, se mueve en la dirección opuesta al continuar realizando ensayos de misiles, que son violaciones de las resoluciones de Consejo de Seguridad” de la ONU, continuó.

El presidente estadounidense, Joe Biden, y el primer ministro japonés, Fumio Kishida, condenaron “en los términos más fuertes” el último disparo. El presidente surcoreano, Yoon Suk-yeol, lo calificó de “provocación” y abogó por una “firme respuesta”.

El último ensayo de Pyongyang se suma a una serie récord de pruebas armamentísticas del aislado régimen comunista, que reciente revisó sus leyes para declarar “irreversible” su estatus de potencia nuclear.

Con su más reciente lanzamiento bélico, Corea del Norte suma cinco misiles disparados en los últimos diez días. Este frenesí de pruebas coincide con la intensificación de la cooperación militar entre Seúl, Tokio y Washington en la zona, que el viernes 7 de octubre desplegarán sus primeras maniobras submarinas trilaterales en cinco años.

El ejército estadounidense dispone de 28.500 soldados que se encuentran en Corea del Sur para ayudarla a protegerse de la del Norte. En los últimos meses, autoridades surcoreanas y estadounidense han advertido que el régimen de Kim Jong Un prepara un nuevo ensayo nuclear, el cual se convertiría en el séptimo desde 2006 y el primero desde 2017.

Con información de Europa Press y AFP.