Un espeluznante secreto ha quedado al descubierto en una universidad del oeste de Dinamarca; según un reportaje realizado por Euronews, en uno de los sótanos del complejo educativo de Odensen, reposan 10.000 cerebros conservados en formol.
Se trata de la colección de estos órganos más grande del mundo y la cual fue construida entre 1945 y 1982 por el médico danés Erik Strömgren y el investigador islandés Lárus Einarson.
Según el reportaje, estos dos hombres fundaron, en 1945, el instituto de patología Cerebral en Risskov, oeste de Dinamarca y la idea de este par de científicos era conservar estos órganos para que años más tarde, con los avances propios de la tecnología, se pudieran realizar estudios que aportarán al tratamiento de enfermedades mentales.
El hallazgo permitió conocer que los cerebros se encuentran en frascos con formol y que están plenamente identificados, es decir, saben a quién corresponde, la causa de la muerte, el tratamiento que recibió el paciente y la fecha de su muerte.
Estos órganos, revela Euronews, fueron retirados, sin autorización, de diferentes personas que tuvieron cuadros de esquizofrenia, demencia, depresión y otras enfermedades mentales; causa mucho más estupor, que, según un reportaje realizado por la BBC sobre este oscuro hecho en la historia de Dinamarca, ni los pacientes, ni sus parientes cercanos, dieron autorización para que sus cerebros fueran donados y sometidos a estudios.
La forma como se extraían era directamente en la autopsia que se realizaba. Una vez surtido este trámite, se enviaban por mensajería a los dos científicos a través de paquetería postal, quienes se encargaban de cortarlos y conservarlos en frascos con formol.
El estudio, debido a problemas económicos, fue suspendido en 1982 y tan solo hasta 2017 se logró trasladar tal colección a la ciudad de Odensen.
Según se conoció, cada cerebro tiene un diario o un libro con los registros sobre los tratamientos a los que fue sometido el paciente y los resultados obtenidos dependiendo la enfermedad que inicialmente fue diagnosticada, teniendo en cuenta que los métodos utilizados hoy en día son totalmente diferentes.
“Sabemos quiénes fueron los pacientes, dónde nacieron y cuándo murieron. También contamos con los diagnósticos que les hicieron y los informes de los exámenes neuropatológicos postmortem”, indicó a la BBC Martin Wirenfeldt Nielsen, patólogo y actual director de la colección de cerebros en la Universidad del Sur de Dinamarca, Odense
La recolección de esta gran cantidad de cerebros siempre fue criticada por diferentes organizaciones y también por algunos médicos, quienes cuestionaron la ética de esta colección y la forma como se logró.
Pese a estos reparos, en la década de los 90 el Consejo Danés de Ética aprobó la utilización de estos cerebros para prácticas médicas, aunque fueran conseguidos sin la autorización de los pacientes o familiares. Sin embargo, a principios de 2023, el nuevo gobierno de Dinamarca concluyó que las personas internadas en centros psiquiátricos debían recibir una disculpa oficial por este tipo de prácticas.
Los centro psiquiátricos donde se realizaron las autopsias en el pasado, tenía reglas muy estrictas y era poco lo que se sabía de lo que sucedía de puertas para dentro. Debido a esto, varias investigaciones han podido comprobar que los pacientes allí internados fueron sometidos a abusos, agresiones y violencia de toda índole; además, sufrieron procedimientos que no correspondían a sus condiciones como esterilizaciones forzosas, lobotomías y abortos.
Debido a esto, las mujeres víctimas de estos procedimientos en el centro psiquiátrico de la ciudad de Sporgo, entre 1920 y 1960, recibirán disculpas por parte del gobierno danés; se espera entonces que se conozca la fecha para que se ejecuten estos actos de reparación para los familiares de quienes padecieron este tipo de tortura.