El presidente de la República, Gustavo Petro, de manera anticipada se lanzó a reaccionar sobre los resultados que se han conocido del escrutinio de las votaciones del plebiscito constitucional de Chile, en el cual ganó el rechazo sobre el nuevo texto.
En ese sentido, Petro indicó en su cuenta de Twitter que “revivió Pinochet” y también agregó en otro mensaje “solo si las fuerzas democráticas y sociales se unen, será posible dejar atrás un pasado que mancha a toda América Latina y abrir las alamedas democráticas”.
Ante las duras palabras del presidente Petro contra el resultado del proceso constitucional en Chile, desde el país austral han llegado varias críticas contra el mandatario colombiano de izquierda, quien, además, es muy allegado al presidente chileno, Gabriel Boric, gran derrotado de la jornada electoral.
La exministra de Educación de Chile durante el gobierno de Ricardo Lagos, Mariana Aylwin, criticó el tweet del presidente Petro. “Ese presidente es odioso y no entiende nada”, declaró en SEMANA.
Así mismo, la exfuncionaria del gobierno, celebró que el pueblo chileno haya rechazado la propuesta de la nueva Constitución de manera masiva con más del 68 % de los votos. “Estamos muy contentos, triunfó la democracia”, afirmó.
Para nadie es un secreto que el mandatario del Pacto Histórico tenía sus esperanzas en que los resultados fueran positivos sobre el plebiscito, por eso ha generado una sorpresa negativa para Gustavo Petro que haya perdido la aprobación.
El panorama de Chile tenía los ojos puestos desde Colombia frente a los elementos que tiene el nuevo texto de la Constitución de Chile, ya que su convocatoria y posterior construcción se derivó de las violentas manifestaciones que se registraron en esa nación en 2019, poniendo en riesgo la estabilidad de ese país.
La afinidad que tiene el presidente colombiano con Boric es de tal nivel que se convirtió en el primer mandatario que recibió en la Casa de Nariño el pasado 8 de agosto, un día después de su posesión como jefe de Estado, allí se habló de la política de paz total del Pacto Histórico, el fortalecimiento de relaciones binacionales y temas relacionados con la seguridad.
Gabriel Boric fue elegido presidente de Chile tras una ola de descontento en ese país. Con el mandatario la nación giró a la izquierda de un solo timonazo. Perteneciente a los movimientos estudiantiles, Boric llegó como la gran ilusión de un sector de la población. Sin embargo, su gestión ha estado empañada de fracasos y estaría a punto de cosechar el mayor de todos: el rechazo a la nueva Constitución política, su principal bandera.
El proceso constituyente comprende muchas aristas. La actual Carta Magna fue aprobada en 1980, cuando mandaba Augusto Pinochet. Desde entonces, el texto ha sido reformado más de 60 veces, y, actualmente, aparece firmada por el expresidente Ricardo Lagos Escobar. No obstante, tumbarla trae consigo un gran simbolismo y, por eso, se dice que es la elección más importante desde la dictadura.
Trascendió, que la constitución chilena es totalmente distinta a la conformada por Pinochet. Pero en 2019, cuando el estallido social se tomó las calles, la principal demanda de los manifestantes fue que la nación pudiera construir una nueva carta magna que no fuera heredada de sus tiempos más oscuros.
La historia detrás del plebiscito constitucional en Chile
Todo parecía una luna de miel para la izquierda en el país austral. Se convocó un plebiscito en el que los chilenos decidieron que querían tener una nueva constitución. Luego se formó la Convención Constitucional, que en su mayoría quedó en control de movimientos alternativos, y, finalmente, se eligió a Gabriel Boric como presidente.
Pero en el camino algo se torció y terminó con una Convención Constitucional deslegitimada, con una nueva Carta Magna totalmente impopular y al borde de ser rechazada, y un Gabriel Boric con una imagen que empeora día tras día. Hoy todas las miradas están puestas sobre el presidente de izquierda.
Boric y sus allegados se la jugaron por apoyar la nueva propuesta constitucional, a pesar de que la ley le exigía al presidente guardar distancia y no gastar recursos públicos en promover solo el voto por el sí. Tenía sentido que el mandatario apoyara la constitución, con la que está de acuerdo. El problema es que con la posible derrota del texto en las urnas, el presidente tendrá un nuevo revés.
“Se esperaba un grupo que buscara acuerdos, que mostrara, con su ejemplo, caminos de diálogo y unión, que escuchara propuestas de la ciudadanía, y se abrieron mecanismos para que lo hicieran, y nada de eso se produjo”, dice el subdirector del diario El Mercurio, Juan Jaime Díaz, quien opina sobre las razones por el descontento del proceso.
“Es un proyecto que no respondió a las expectativas. Se vio en su dinámica y en el actuar de algunos constituyentes, pero con mucha visibilidad y protagonismo mediático, muchos de los elementos que una gran mayoría de los chilenos quieren erradicar o dejar atrás: la violencia, las agresiones, las funas en redes, la prepotencia de algunos, la falta de diálogo, el populismo político y la falta de generosidad”, complementa.
Hoy en día, Boric está viviendo una mala hora, ya que tiene una aprobación de apenas el 39 por ciento, mientras que lo desaprueba el 56 por ciento de la población, números particularmente bajos para un mandatario que tiene menos de siete meses en el poder. El lastre de la nueva constitución tiene que ver con la baja popularidad del presidente Boric.
“Su campaña interminable por la opción ‘Apruebo’ en desmedro de su trabajo gubernamental han provocado un alto rechazo ciudadano, tanto a sus políticas como a su gestión gubernamental e intervención electoral desbocada”, afirma Francisco Moreno, ex secretario de Comunicaciones de Chile.