España reabrirá “en breve” su embajada en Kiev, cerrada temporalmente tras la invasión rusa en Ucrania, anunció este lunes -18 de abril- el presidente del gobierno, Pedro Sánchez.
La delegación diplomática fue evacuada de la capital ucraniana poco después de que comenzara la ofensiva de Rusia en Ucrania el 24 de febrero. Los diplomáticos españoles continuaron trabajando desde Polonia.
“En breve, en pocos días, vamos a reabrir la embajada española en Kiev, en Ucrania, como una muestra de nuevo del compromiso del gobierno de España, de la sociedad española, con el pueblo ucraniano”, señaló el líder socialista en una entrevista en la cadena Antena 3.
España ha enviado material militar y ayuda humanitaria a Ucrania, mientras que ha recibido miles de refugiados de ese país.
En días recientes, Turquía retornó a Kiev su embajada, que trasladó por la invasión rusa a una ciudad del suroeste de Ucrania, mientras que Francia anunció la semana pasada que también regresaría su sede diplomática a la capital ucraniana desde Leópolis (oeste), donde la reubicó a principios de marzo.
Ucrania acusa a Rusia de querer “destruir” Donbás
El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, acusó a Rusia de querer “destruir” la región oriental de Donbás, mientras las últimas fuerzas de su país en el estratégico puerto de Mariúpol se preparaban el lunes para la batalla final.
Moscú ha presionado por una victoria estratégica en la ciudad del mar Negro mientras intenta controlar Donbás y abrir un corredor terrestre hacia la ocupada península de Crimea.
Pero Ucrania prometió seguir la lucha y urgió a la población de Donbás a huir de la masiva ofensiva rusa, que busca capturar las regiones de Donetsk y Lugansk.
“Las tropas rusas se preparan para una ofensiva en el este de nuestro país en el futuro cercano. Ellos quieren literalmente acabar y destruir Donbás”, declaró Zelenski en un mensaje nocturno.
Mariúpol se convirtió en el símbolo de la feroz resistencia ucraniana desde que las fuerzas rusas invadieron el antiguo país soviético el 24 de febrero.
“La ciudad aún no ha caído”, sostuvo el primer ministro Denys Shmyhal.
“Aún tenemos fuerzas militares, soldados, ellos lucharán hasta el final”, declaró a la red estadounidense ABC. “No nos rendiremos”, agregó.
Indicó que varias ciudades continúan bajo asedio, pero ninguna de ellas ha caído, con la excepción de Jersón en el sur, y más de 900 poblados y ciudades han sido recuperados.
Última oportunidad
El gobernador de Lugansk, Sergiy Gaiday, reconoció que la próxima semana será “difícil”.
“Podría ser la última oportunidad que tengamos para salvarlos”, escribió en Facebook.
Las fuerzas rusas continuaron bombardeando la región oriental de Lugansk y dos personas murieron en la localidad de Zolote, dijo previamente a la prensa ucraniana.
Dos personas murieron y cuatro fueron heridas en ataques a las ciudades de Marinka y Novopol, al oeste de Donetsk, escribió en Telegram el gobernador regional Pavlo Kyrylenko, y un ataque aéreo golpeó una fábrica de armas en Kiev.
En Járkov, segunda ciudad de Ucrania, al menos cinco personas murieron y 20 fueron heridas en una serie de ataques a 21 km de la frontera rusa.
Maksym Khaustov, jefe del departamento de Salud de Járkov, confirmó las muertes ocurridas tras una serie de ataques que, según periodistas de AFP en el terreno, provocaron incendios en la ciudad.
“Toda la casa retumbó y tembló”, dijo a AFP Svitlana Pelelygina, de 71 años, mientras observaba la destrucción en su apartamento. “Todo aquí se comenzó a quemar”.
“Llamé a los bomberos, me dijeron ‘vamos de camino, pero también nos están bombardeando’”, relató.
En la ciudad oriental de Kramatorsk, los pobladores tuvieron un respiro para el Domingo de Ramos ortodoxo antes de que se reanudaran los ataques rusos.
En el templo ortodoxo Svyato-Pokrovsky, unas 40 personas ocuparon las bancas para escuchar el sermón.
“Este momento es muy difícil y asustador”, dijo una mujer que llegó a la iglesia de ladrillos rojos con cuatro cúpulas.
Nadia, una joven madre, dijo que se negó a ser evacuada por temor a viajar sola con sus dos niños y a dejar a sus familiares en Kramatorsk.
“Ni siquiera vamos al sótano cada vez que suena la sirena (de bombardeo), es muy estresante para ellos”, dijo en referencia a sus niños.
En Járkov, las estaciones de metro se convirtieron en refugio para pobladores de la ciudad oriental, temerosos de las batallas que arrecian en la superficie.
Esos espacios convertidos en residencia han dado lugar a escenarios improvisados donde poetas y titiriteros trabajan para levantar los ánimos de la gente.
“Una persona no puede vivir siempre en guerra”, comentó Serhiy Zhadan, una celebridad literaria en Ucrania. “Es importante que puedan escuchar una palabra, que puedan cantar, expresar cierta emoción”.
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Con información de AFP