Las elecciones generales en España le dieron un revolcón al parlamento de ese país y dejaron como gran ganador a Pedro Sánchez, del Partido Socialista Español (PSOE). Hasta el momento, todo le ha salido bien al político de 47 años: logró llevar a buen término la moción de censura contra el hoy expresidente de Gobierno Mariano Rajoy en junio. Y luego, el 28 de abril, le arrebató las mayorías parlamentarias a la derecha, con un triunfo histórico de su partido. La campaña de los socialistas mostró al PSOE como una alternativa a las ideas conservadoras que han dominado la política española desde hace seis años, y su estrategia funcionó a la perfección.
Los votantes del PSOE celebraron en la calle Ferraz los buenos resultados. Los números hablan por sí solos. El PSOE pasó de 85 escaños en 2016 a 127. Mientras los socialistas festejaban, sus rivales del Partido Popular (PP) lamentaban una de las derrotas más significativas de su historia. Después de haber gobernado con holgura desde 2016 con 137 diputados, los liderados por Pablo Casado se quedaron con tan solo 66. Un resultado nefasto que, solamente hasta el jueves, Casado asumió como culpa suya: “Los votantes, como los clientes, siempre tendrán la razón”. Le puede interesar: Socialistas ganan elecciones en España y la extrema derecha entra en el Parlamento Decepcionados de su partido, muchos sufragantes del PP se pasaron a Ciudadanos. Su líder, Albert Rivera, apeló en campaña tanto a un discurso de centro como de derecha. Así, los naranjas se consolidaron como la tercera fuerza política del Congreso (57 escaños), mientras que Unidas Podemos, bajo la batuta de Pablo Iglesias, se quedó con 42 diputados. Como última sorpresa, el partido de ultraderecha Vox entró al Congreso con 22 escaños, algo que nunca había pasado desde el regreso a la democracia y que ha encendido las alarmas.
PABLO IGLESIAS exigió ministerios para Unidas Podemos, pero esa idea no ha caído bien en el PSOE. ¿Qué significan estos resultados? Si bien Sánchez obtuvo una victoria incontestable, para que el parlamento lo posesione debe asegurar una mayoría absoluta de 176 votos. Obligatoriamente, tendría que pactar con otros partidos para asegurar dos cosas: por un lado su investidura y por el otro, la gobernabilidad de los próximos cuatro años. Él, más que nadie, sabe que no se puede arriesgar a presidir el Gobierno español sin los apoyos necesarios, pues podrían sacarlo de su puesto, tal como le pasó a Mariano Rajoy. Con los resultados que dejaron las elecciones, el aliado natural del PSOE sería Unidas Podemos. Pablo Iglesias jugó un papel clave para materializar la moción de censura a Rajoy. Además, los dos se encuentran a la izquierda del espectro político, por lo que están de acuerdo en ciertas políticas sociales concernientes a temas educativos y laborales. Le sugerimos: Vox, en qué se parece el partido de extrema derecha de España a los fenómenos de Trump y Bolsonaro Tal como afirmó Iglesias esta semana, los resultados evidencian que el electorado estaría a favor de una “coalición de izquierdas”. Para varios analistas políticos, el buen resultado del PSOE no se debió solamente a los votos de las bases socialistas, sino a los muchos identificados con Podemos. Sufragaron por los socialistas debido al “voto útil”: en diversos municipios, por el sistema de repartición de escaños, resultaba más conveniente votar por el PSOE que por Podemos, para derrotar a la tríada derechista de PP, Ciudadanos y Vox. Por eso, Iglesias cuenta con argumentos de peso para negociar con Sánchez. Iglesias exige que Sánchez le abra espacio en su gabinete a miembros de Podemos para que gobiernen en conjunto. Para Miguel Gomis, director de la carrera de Relaciones Internacionales de la Universidad Javeriana, dicha petición no tiene mucho sentido. “No creo que a Podemos le convenga ser parte del Gobierno, ya que se han destacado por su rol de monitoreo y oposición en el Congreso. No les conviene estar vinculados tan directamente al PSOE, un partido tradicional con salpicaduras de escándalos de corrupción”, le dijo Gomis a SEMANA.
PABLO CASADO llevó al Partido Popular a uno de sus peores resultados electorales de las últimas décadas. En efecto, a Unidas Podemos le interesa, más que todo, seguir fortaleciendo su imagen como un partido alejado de las lógicas de la política tradicional que tanto ha criticado. En un momento en el que sus peleas internas han afectado gravemente su imagen, sería riesgoso hacer parte activa del Gobierno de Sánchez. Por eso, Gomis señala que lo que se diga públicamente puede no llegar a concretarse. En el caso de Iglesias, lo más seguro es que termine por apoyar la investidura de Sánchez, siempre y cuando el socialista se comprometa a impulsar políticas sociales similares a las que ha defendido Podemos. Un pacto entre Ciudadanos y Psoe no sería bien recibido por ninguno de los votantes. Sin embargo, hay un inconveniente con esa alianza: entre los dos solo logran 165 escaños. El líder socialista tendría que dialogar con otros partidos más pequeños para contar con su apoyo o para que se abstengan de votar por otro partido. Claramente, quiere evitar deberles favores a los independentistas catalanes o a otros que tengan intereses radicalmente opuestos a los del partido. Sánchez ya lo vivió: los independentistas le ayudaron en la moción de censura a Rajoy, pero luego rehusaron aprobar su presupuesto general, pues Sánchez no mostró señales de apoyarlos con la agenda separatista. Además, las voces más tradicionalistas del PSOE verían mal esas negociaciones, ya que no ven con buenos ojos ningún tipo de negociación con los catalanes. Aquí aparece la gran tentación de Sánchez: pactar con Ciudadanos. Dicha alianza lograría 180 escaños a favor del PSOE: más de los necesarios para asegurar la mayoría absoluta. Pero aunque representa la solución más fácil, tendría costos políticos gigantescos. Primero, porque los votantes del PSOE no quieren, en general, mezclarse con Albert Rivera, pues saben que Ciudadanos no representa al centro político, sino a la derecha moderada. Hay una distancia ideológica sumamente marcada. Por eso, muchos partidarios del PSOE, reunidos en la calle Ferraz, le gritaron a Sánchez el 28 de abril: “¡Con Rivera no! ¡Con Rivera no!”.
ALBERT RIVERA repitió varias veces en campaña que no pactaría con el PSOE. Nadie sabe si cumplirá su palabra. En segundo lugar, y tal como señala el profesor Gomis, Ciudadanos se acercó mucho a la derecha, y sus votantes no quieren pactar con Sánchez. “No hay que olvidar que parte del electorado del PP se fue con Ciudadanos, y eso condiciona el discurso que Rivera tendrá de ahora en adelante, sobre todo de cara a las negociaciones”, dijo. En contexto: Cuatro puntos para entender qué está en juego en las elecciones españolas Con esto, resulta poco probable que tanto Sánchez como Rivera traicionen a sus votantes. Ninguno estaría dispuesto a pagar el alto precio de esa alianza. Aunque todavía no se sabe con certeza con quién negociará Pedro Sánchez, los analistas de la política española señalan que la parte gruesa de estas negociaciones no comenzará antes del 28 de mayo, día de las elecciones autonómicas, municipales y europeas. Dichos resultados fortalecerán o debilitarán a los partidos, incluido el PSOE, por lo que es prudente esperar y no mostrar las cartas antes de esa fecha. De todas maneras, sus 128 escaños le permitirán a Sánchez negociar con la sartén por el mango, algo que ningún socialista había logrado desde 2008.