Pedro Sánchez ha cometido muchísimos errores. Pero quizás el peor será el que le cueste su permanencia en el poder: el adelantar las elecciones generales del país para el próximo 23 de julio, cinco meses antes de lo previsto originalmente. Así lo sostiene el periodista español Mark Nayler en la última edición de la prestigiosa revista Foreign Policy.

La publicación cuenta que esa “decisión inesperada fue una reacción a las fuertes pérdidas sufridas por su partido en las elecciones regionales y municipales en toda España el 28 de mayo: de las 12 regiones que votaron, el conservador Partido Popular (PP) ahora controla nueve”.

Pero agrega que a “medida de convocar elecciones anticipadas, que tomó por sorpresa incluso a algunos miembros de su propio gobierno, es arriesgada. Si Sánchez espera que convocar a los españoles a elecciones de verano durante una ola de calor sin precedentes restablecerá su coalición de izquierda con una mayoría parlamentaria, es probable que su apuesta resulte contraproducente”.

Sánchez, según la publicación, está luchando su última guerra. Se le ve desesperado por reconquistar a un electorado moderado, irritado por posiciones controvertidas y leyes polémicas impulsadas por él y sus aliados.

Sánchez llegó a confesar en el pasado que aliarse con la izquierda radical le impediría dormir, pero el líder socialista se vio obligado a formar gobierno en enero de 2020 con Podemos, partido heredero del movimiento de los indignados, para poner fin a meses de bloqueo político. Y desde entonces la coalición estuvo marcada por tensiones y polémicas, que alejaron a los votantes socialistas más moderados.

“Hay un trasvase de votos de la izquierda hacia la derecha que ronda más o menos el 10% del voto, antiguos socialistas que reconocen que votaron a Sánchez en noviembre 2019 y que ahora nos dicen que van a votar el Partido Popular (PP, conservadores)”, dice María Martín, de la consultora de sondeos GAD3.

Unos 700.000 votantes podrían darle la espalda a Sánchez en las legislativas del 23 de julio.

El socialista Pedro Sánchez, presidente del gobierno español. | Foto: Reuters / Viacheslav Ratynskyi

Según la experta, el mayor “impacto” para esta transferencia de votos ha sido la ley de consentimiento sexual, conocida como del “solo sí es sí”. Abanderada por Podemos, esta ley, adoptada el año pasado, pretendía reforzar el arsenal legal contra la violencia sexual. Pero su redacción tuvo la consecuencia indeseada de reducir las penas a más de mil delincuentes sexuales y excarcelar a un centenar, lo que obligó a Sánchez a disculparse públicamente en abril y a reformar urgentemente la ley con el apoyo de la derecha, ante la negativa de Podemos de hacerlo.

Una controversia que generó gran malestar en la opinión pública y que ha servido a la derecha para atacar a Sánchez. Es un “problema que usted tiene y que le va a perseguir siempre”, lanzó Alberto Nuñez Feijóo, el candidato conservador y favorito, según las encuestas, en un debate televisado con Sánchez el lunes pasado.

Un empleado de una imprenta trabaja en carteles de la campaña electoral del candidato del Partido Popular Núñez Feijoo en Madrid, España. | Foto: AP

“Sánchez ha puesto a cientos de estos monstruos en la calle”, reza una enorme pancarta desplegada en el centro de Madrid por el partido de extrema derecha Vox, en la que se ve a un hombre encapuchado tapando la boca a una mujer para ahogar su gritos.

El potente movimiento feminista español también se vio sacudido por la “confrontación entre la izquierda, sobre todo entre el feminismo mas clásico, representado por el Partido Socialista, y el feminismo que defendía Podemos”, apunta José Pablo Ferrándiz, del instituto de encuestas Ipsos.

La causa: una ley que permite el libre cambio de género a partir de los 16 años, defendida por Podemos y aprobada en febrero. Los socialistas bloquearon el texto durante meses, intentando infructuosamente modificarlo, mientras algunas feministas -entre ellas la exnúmero dos del gobierno, Carmen Calvo- lo criticaron abiertamente, juzgando que la noción de autodeterminación de género ponía en peligro décadas de lucha por la igualdad de género.

Críticas que resonaron en una parte del electorado, incómodo con los “posicionamientos muy ideológicos” de Podemos en temas sociales, asegura María Martín. La experta cita también el impacto en el voto rural tradicionalmente socialista de las llamadas de Podemos a consumir menos carne, que llevaron a Pedro Sánchez a asegurar que un buen pedazo de carne a la parrilla era “imbatible”.

Consciente de la desafección de algunos votantes, Sánchez busca “movilizar o retener a este electorado más conservador, más cercano al centro del Partido Socialista, que es bastante elevado” numéricamente, dice José Pablo Ferrándiz.

Santiago Abascal, líder del Partido Vox de España. | Foto: Pablo Blazquez

“Distintos estudios demoscópicos (...) lo que demuestran es que hay hombres, y no solamente hombres, también mujeres, que se sienten incómodos con algunos discursos feministas”, entre ellos algunos de sus “amigos”, admitió Sánchez, quien criticó a la ministra de Igualdad de Podemos, Irene Montero, figura divisiva y blanco favorito de los ataques de la derecha.

Pero según los analistas, criticar a su propio gobierno puede no seducir a los votantes decepcionados. “Un presidente de gobierno que ha estado durante años legislando, que en campaña electoral hace una enmienda a la totalidad (de su gestión), creo que lanza un mensaje a su electorado que es confuso”, agrega Martín.

1 | Foto: Restringido

*Con información de AFP