El pasado 7 de febrero y lejos del ruido de la ciudad, en una aldea de Karangasso, a unos 400 kilómetros de la capital de Malí, un grupo de monjas colombianas se alistaba para dormir cuando escucharon los ladridos de los perros que cuidaban su dormitorio.
Cuatro hombres armados irrumpieron bruscamente en la casa de las religiosas. Los intentos de los perros por detener a los intrusos fueron en vano. Los hombres, autodenominados yihadistas, entraron en busca de dinero. “Somos misioneras, aquí no tenemos plata”, dijeron las hermanas.
-¿Dónde está el dinero?” ¿Quién es la jefa aquí?”
-”Yo. Yo soy la encargada”. La hermana que enfrentó a los secuestradores fue la monja colombiana Gloria Cecilia Narváez, de 56 años y oriunda de Pasto, Nariño. Narváez es la superiora de un grupo de tres hermanas colombianas y una de Burkina Faso que están en una misión apostada en la región de Sikasso, unas seis horas al norte de Bamako, la capital del país. A pesar de que no había dinero, los sujetos se llevaron a Gloria Cecilia Narváez.
Desde ese 7 de febrero nadie sabe nada de la hermana Gloria Cecilia. De acuerdo con sus compañeras, los secuestradores hablaron de devolverla a los dos días, pero ya van cuatro años y medio en que ni la Iglesia en Malí ni las autoridades locales saben del paradero de la religiosa colombiana.
En los últimos días, el hermano de la religiosa, Edgar Narváez, hizo pública una carta escrita por Gloria Cecilia, la cual recibieron con esperanza ya que se trata de una prueba de supervivencia de la religiosa. La carta fue escrita el pasado 3 de febrero y llegó a su familia por intermedio de la Cruz Roja Internacional.
Aunque el mensaje es breve, ha llenado de esperanza a familiares y comunidad religiosa. La carta, escrita a mano, contiene el siguiente mensaje:
“Reciban mis saludos fraternales. Que el buen Dios los bendiga y les dé salud. Yo estoy cuatro años secuestrada y ahora estoy en un nuevo grupo. Oren mucho por mí. Que Dios los bendiga. Espero que Dios me ayude a conseguir la libertad. Fraternalmente, Gloria”.
Hace un par de meses, Édgar Narváez, hermano de la religiosa, habló con SEMANA y afirmó que el Gobierno y el papa Francisco los dejaron solos en su lucha por liberarla.
Afirmó que durante el gobierno del presidente Juan Manuel Santos fue enviada una comisión de cuatro policías a Malí con el objetivo de hacer gestiones para su liberación. Sin embargo, señaló que cuando comenzó el gobierno actual les pidieron a los uniformados que regresaran.
“El presidente Santos mandó a Malí a cuatro policías, de los mejores antisecuestro acá en Colombia. Él les dijo que se quedaran hasta que la hermana apareciera. Usted sabe que eso es política en toda parte. Se acabó el mandato de Santos y llegó este señor Duque y mandó traer a los policías que estaban en Malí. No había necesidad, los gastos de manutención no eran muy caros”, dijo.
Al preguntársele sobre si la familia ha buscado un acercamiento con el Vaticano para que el papa interceda, Narváez afirmó que “ellos tienen una política muy diferente. Ciudad del Vaticano –o el papa– no se meten con los terroristas más poderosos del mundo. Ellos no van a pagar nada, dicen que no tienen por qué pagar”.
“No sabemos que el papa haya intercedido. Incluso ni la ha mencionado. Ni una oración. Es una indiferencia total”, agregó.
Afirmó que cuando el pontífice visitó el país, un familiar intentó reunirse con él, pero no le fue concedido el encuentro.