Yulia Navalny fue capturada junto a más de 3.000 personas durante las recientes protestas que se registraron en Rusia en contra del Gobierno de Vladímir Putin, presidente del país desde 2012, por el encarcelamiento del su esposo, el líder opositor Alexei Navalny.
La manifestante fue detenida en Moscú este domingo por segunda vez, durante las protestas masivas en apoyo de su esposo de 44 años, quien además sobrevivió a un envenenamiento el año pasado.
Según varios medios internacionales, estas son las peores manifestaciones que ha visto el país durante los últimos años, a tal punto que las autoridades tuvieron que cerrar las estaciones del metro cercanas al Kremlin, así como también han cerrado algunas calles cercanas a la casa de Gobierno de Putin.
Según la organización OVD-Info, especializada en el seguimiento de manifestaciones, se produjeron más de 1.000 detenciones en todo el país solo durante la mañana de este domingo. El mayor número de arrestos se produjo en Moscú (142), seguido de Vladivostok (113), en el otro extremo del país, Novosibirsk (93) y Krasnoyarsk (91), en Siberia.
Estas nuevas movilizaciones tienen lugar tras las protestas del sábado pasado, que congregaron a decenas de miles de rusos y se saldaron con más de 4.000 detenciones y la apertura de unos 20 procedimientos penales.
Este domingo, en el centro de Moscú y San Petersburgo, fueron desplegados numerosos policías y miembros de la Guardia Nacional, constataron periodistas de la AFP.
“¡Putin es un ladrón!”, “¡Libertad!”, gritaban decenas de manifestantes cruzando el centro de la capital rusa, donde el lugar de la protesta fue cambiado en el último momento ante las restricciones policiales que limitaban el acceso a varias calles del centro.
El caso Nalvany
La comparecencia de Navalny ante los jueces está prevista la próxima semana. El opositor es objeto de múltiples procedimientos judiciales desde su regreso a Rusia el 17 de enero. Estima que se deben a motivos políticos.
Según su abogada, el activista anticorrupción se expone a “unos dos años y medio” de prisión por violar las condiciones de una condena condicional de tres años y medio de cárcel, que data de 2014.
La justicia rusa impuso el viernes arresto domiciliario a la mayoría de sus aliados, incluido su hermano Oleg y la opositora Liubov Sóbol, dos días después de una serie de registros contra, entre otros, el domicilio de su esposa Yulia y los locales de su organización, el Fondo de Lucha contra la Corrupción.
En el otro extremo oriental del país, en Vladivostok, Andréi, un manifestante de 25 años, lamentó que hubiera poca gente movilizada, unas decenas de personas, porque “las fuerzas antidisturbios bloquearon” el centro de la ciudad.
En Novosibirsk, la tercera aglomeración de Rusia, el medio independiente Taiga estimó en más de 5.000 las personas que se manifestaron, en una de las protestas antigubernamentales más importantes de estos últimos años.
“La gente siente rabia por lo que pasa y porque diputados y militantes de oposición fueron detenidos esta semana”, afirmó a varios medios Khelga Pirogova, una representante local de una coalición pro-Navalny.
Los días anteriores, las autoridades multiplicaron las advertencias a los partidarios de Navalny. La fiscalía y la policía afirmaron que los manifestantes podrían ser procesados por “disturbios masivos” si las marchas degeneraban en violencia.
El regulador de telecomunicaciones ruso Roskomnadzor anunció que sancionaría a las redes sociales por permitir mensajes que incitan, según el ente, a los menores a manifestarse.
A pesar de las presiones, el jueves Navalny volvió a llamar a los rusos a echarse a la calle. “No tengáis miedo”, escribió en una carta publicada en su blog. “La mayoría está de nuestra parte. Vayamos a despertarla”.
Con información de AFP*