Este viernes, el Gobierno de Estados Unidos anunció, en coordinación con los países del G7, un nuevo paquete de sanciones contra Rusia, justo en la fecha que se cumple el primer aniversario de la invasión rusa a Ucrania.
Las nuevas medidas afectarán a quienes se presten como intermediarios europeos, acusados de “apoyar la guerra”, en particular en Suiza.
La Casa Blanca había anticipado desde el pasado jueves nuevas sanciones. Su objetivo es golpear la economía rusa por la ofensiva en Ucrania, que comenzó hace un año, y cortar el acceso de Moscú a tecnologías sensibles como los semiconductores.
Esta es “una de las acciones sancionadoras más significativas”, desde el comienzo de la guerra, afirma el Departamento del Tesoro de Estados Unidos en un comunicado.
¿A quién afectará?
El blanco de Washington son empresas e individuos rusos de los sectores del metal, la minería, los equipos militares o los semiconductores, entre otros.
Pero también apunta contra una treintena de personas y compañías de países europeos, como Suiza, Italia, Alemania, Malta y Bulgaria, acusados de haber ayudado a eludir las sanciones suministrando equipo militar a Rusia. En respuesta, Washington congela sus activos en Estados Unidos.
“Durante el año pasado, tomamos medidas con una coalición histórica de socios internacionales para degradar el complejo militar-industrial de Rusia y reducir los ingresos que utiliza para financiar su guerra”, señala la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, citada en el comunicado.
“Nuestras sanciones han tenido un impacto tanto a corto como a largo plazo, muy visible en los problemas de Rusia para reponer armas y en su economía aislada. Nuestras acciones de hoy con nuestros aliados del G7 muestran que respaldaremos a Ucrania el tiempo que sea necesario”, añade.
Desde febrero de 2022, el gobierno del presidente Joe Biden ha impuesto numerosas sanciones económicas a Rusia, en coordinación con aliados de Estados Unidos. Más de 30 países han tomado medidas similares.
¿Han perdido los oligarcas rusos con las sanciones?
Las sanciones, impuestas inicialmente contra los oligarcas rusos allegados al presidente Vladimir Putin, han incluido el congelamiento de cuentas bancarias y la incautación de propiedades o yates de lujo.
Sin embargo, muchos multimillonarios rusos han buscado eludir o combatir las sanciones, por lo cual Estados Unidos extiende desde hoy las sanciones a quienes han colaborado a la evasión.
Las autoridades han congelado unos 22.900 millones de dólares en bienes rusos en el Reino Unido, y cerca de 18.000 millones de dólares en la Unión Europea.
Algunos empresarios han lanzado una contraofensiva legal, mientras otros han buscado santuarios en países libres de sanciones.
El banquero ruso Petr Aven insiste en que no tiene “relación financiera o política” con el Kremlin. Actualmente, busca que el Gobierno británico le otorgue cerca de 72.000 dólares mensuales de sus cuentas congeladas, para atender las necesidades de su familia.
Aven, cofundador de la firma de capital privado LetterOne junto a los también oligarcas Mikhail Fridman y German Khan, se estableció en Letonia, donde tiene nacionalidad.
Roman Abramovich, quizás el oligarca más conocido en el mundo, buscó inicialmente mediar en conversaciones de paz entre Moscú y Kiev y promover buenas relaciones con Occidente, pero aun así se vio obligado a vender su club de fútbol inglés Chelsea.
En este período Abramovich, quien tiene ciudadanía israelí, ha estado varias veces en Israel, Emiratos Árabes Unidos y Turquía, países que no han impuesto sanciones a la élite rusa. Dubai también le abrió sus brazos e incluso tiene un distrito bautizado como “Pequeño Moscú”.
Abramovich se ha visto realmente afectado por las sanciones, dado que ha perdido la mitad de su fortuna, que habría caído a 7.000 millones de dólares, según varios medios.
*Con información de la AFP.