La Casa Blanca dijo el jueves que Rusia se dispone a falsificar pruebas para acusar a Ucrania de bombardear una prisión en una zona controlada por las fuerzas rusas que dejó decenas de prisioneros de guerra ucranianos muertos. Kiev y Moscú se han culpado mutuamente por el ataque a la prisión de Olenivka, controlada por Rusia, en el este de Ucrania.

“Creemos que los funcionarios rusos tratan de falsificar las pruebas para atribuir a las fuerzas ucranianas el ataque a la prisión de Olenivka del 29 de julio”, aseguró el vocero de la Casa Blanca John Kirby a la AFP.

Añadió que “los rusos intentarán inculparlos (...) antes de que los periodistas y los posibles investigadores lleguen al sitio”, aludiendo a información obtenida por agencias de inteligencia estadounidenses que no fue divulgada.

Washington sostiene que las autoridades rusas “quieren hacer creer” que las víctimas murieron por un misil Himars, un sistema de artillería de alta precisión suministrado por Estados Unidos que se ha convertido en pieza vital del esfuerzo bélico ucraniano, apuntó el funcionario.

Las acusaciones en ese sentido ya están apareciendo en algunos medios, dijo Kirby.

En la explosión murieron más de 50 prisioneros de guerra ucranianos, entre ellos combatientes que se habían rendido tras semanas de asedio en la fábrica Azovstal de Mariúpol.

Moscú señala a Kiev como responsable del bombardeo sobre sus propios combatientes capturados, mientras las autoridades ucranianas acusan a Rusia de encubrir una masacre deliberada.

La televisión estatal rusa difundió imágenes de barracas carbonizadas y camas metálicas destruidas, pero expertos independientes no tienen clara la causa de dichos daños.

El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, calificó al bombardeo de “crimen de guerra deliberado de Rusia”. El secretario general de la ONU, Antonio Guterrez, anunció el miércoles que se pondría en marcha una investigación para determinar la “verdad”.

Ucrania se declara “indignada” por acusación de Amnistía Internacional

El canciller de Ucrania se declaró este jueves “indignado” por las acusaciones que calificó como “injustas” de Amnistía Internacional (AI) de que el ejército ucraniano puso en peligro la vida de civiles durante la invasión de Rusia.

“Estoy tan indignado como ustedes por el informe de Amnistía Internacional. Lo considero injusto”, escribió el canciller, Dmytro Kuleba, en un mensaje en Facebook.

De acuerdo con el informe de la oenegé, el ejército ucraniano puso en peligro a los civiles al establecer bases militares en escuelas y hospitales y lanzando ataques desde zonas pobladas para frenar la invasión rusa.

Estas tácticas violan el derecho internacional humanitario, advirtió la organización en un comunicado.

“Hemos documentado una tendencia de las fuerzas ucranianas a poner en peligro a los civiles y a violar las leyes de la guerra cuando operan en zonas pobladas”, declaró Agnès Callamard, secretaria general de AI.

Agregó que “el hecho de estar en una posición de defensa no dispensa al ejército ucraniano de respetar el derecho internacional humanitario”.

Entre abril y julio, expertos de la oenegé investigaron los bombardeos rusos en las regiones de Járkov (este), del Donbás y de Mikolaiv (sur). Inspeccionaron los lugares alcanzados por los ataques e interrogaron a supervivientes, testigos y familiares de las víctimas.

egún AI, los investigadores encontraron pruebas de que las fuerzas ucranianas lanzaban ataques a partir de zonas residenciales pobladas y establecieron bases en edificios civiles de 19 localidades de estas regiones.

La organización apuntó que otras opciones, como operar desde bases militares o desde zonas boscosas, no habrían puesto en peligro a los civiles.

También señaló que, según sus informaciones, los soldados que se instalaron en estas zonas no pidieron a los civiles que las evacuasen.

*Con información de AFP.