La llegada récord de migrantes y solicitantes de asilo ha generado tensiones para el presidente demócrata Joe Biden, quien enfrenta críticas republicanas por no abordar adecuadamente la situación.
Desde enero de 2023, la patrulla fronteriza estadounidense ha interceptado a más de 2,7 millones de migrantes en situación irregular en la frontera con México, incluyendo más de 800,000 mexicanos y más de 285,000 guatemaltecos, según datos oficiales.
El gobierno de Biden confía en que la colaboración con el presidente guatemalteco, Bernardo Arévalo, será beneficiosa para resolver este desafío migratorio.
Al inicio de la reunión, el secretario de Estado de EE. UU., Antony Blinken, destacó la necesidad de que los países de origen, tránsito y destino colaboren, reconociendo que ninguno puede abordar eficazmente el desafío migratorio de manera independiente.
Los representantes de los tres países, incluida la canciller mexicana Alicia Bárcena, coincidieron en que la geografía compartida los posiciona para enfrentar las diversas fases del ciclo migratorio. Durante las discusiones, se abordarán las causas subyacentes de la migración, como la corrupción, que el presidente guatemalteco Arévalo se comprometió a combatir.
Bárcena abogó por enfoques regionales para desarrollar un modelo único de migración, considerando las oportunidades y abordando las causas fundamentales para fortalecer vías regulares de movilidad laboral. El gobierno de Biden ha implementado diversas “vías legales” para la migración, incluidas citas a través de aplicaciones móviles y permisos humanitarios.
Entre las vías establecidas se encuentran las visas laborales, consideradas cruciales tanto por el gobierno de Andrés Manuel López Obrador en México como por el presidente guatemalteco Arévalo.
El ministro guatemalteco de Relaciones Exteriores, Carlos Ramiro Martínez, destacó el trabajo temporal como una “medida clara de ayuda” y reconoció la necesidad de abordar las raíces y causas del éxodo migratorio, vinculándolo al desarrollo.
Martínez subrayó que Guatemala enfrenta una “deuda social acumulada” y que, aunque los esfuerzos de los próximos años sentarán las bases para un nuevo país, no resolverán de inmediato la situación.
Además, Blinken y los líderes reconocieron la obligación del Estado de generar oportunidades para evitar la migración forzada, y destacaron la importancia de crear condiciones atractivas para que las personas permanezcan en sus países de origen.
La reunión precede a la visita de Biden y Trump a la frontera con México para abordar la crisis migratoria.
México, en vísperas de sus elecciones en junio, presiona con insistencia por la regularización de millones de migrantes en Estados Unidos, una promesa no cumplida de Biden debido a la oposición republicana. La crisis migratoria se ha convertido en el eje central de la campaña republicana, llegando incluso a condicionar la ayuda militar a Ucrania a una postura más firme en esta área.
A pesar de las negociaciones, el proyecto de ley migratorio de Biden aún no ha sido aprobado por la cámara baja del Congreso de mayoría conservadora, que lo considera insuficientemente robusto, a pesar de incluir medidas como la prohibición temporal de solicitar asilo en momentos de crisis fronteriza y criterios más estrictos en las entrevistas de asilo.