Miles de crímenes de odio, racistas o religiosos son cometidos cada año en Estados Unidos, pero rara vez de la magnitud de la masacre de Charleston, donde nueve personas murieron en un tiroteo en una iglesia emblemática de la comunidad afro. Este ataque, calificado como un "crimen de odio", "no tiene precedentes en la historia reciente de Estados Unidos" por el número de víctimas, explicó a la AFP el experto Jens David Ohlin. Se trata del crimen reciente "más impactante y horrible contra los negros, más aún (porque fue cometido) en un lugar de culto". El término de "crimen de odio" entró en el vocabulario estadounidense en la década de los 80, con la ola de ataques perpetrados por los skinheads a la manera del Ku Klux Klan. Desde linchamientos a saqueos de sinagogas, los "crímenes de odio" son motivados por el racismo, el antisemitismo, la islamofobia, la homofobia o el desprecio de las personas con discapacidad o sin hogar. Son una circunstancia agravante y se enfrentan a fuertes penas de cárcel o incluso a la pena de muerte en caso de asesinato. "Lo que califica un crimen de odio es la intención, el motivo, pero se necesitan elementos específicos para probarlo", añadió este profesor de derecho de la Cornell Law School. A menudo, los investigadores tienen que indagar en el pasado del presunto autor para demostrar que el crimen fue motivado por el odio a los negros, los discapacitados, los homosexuales o los judíos. En Charlestone, Carolina del Sur, el presunto autor de la masacre es un hombre blanco de 21 años, que pasó una hora en una iglesia emblemática de la lucha contra la esclavitud antes de abrir fuego contra los feligreses. Las nueve víctimas son negras. El departamento de Justicia anunció inmediatamente que abrió una "investigación por crimen de odio, en paralelo y en cooperación" con las autoridades locales. Este anuncio tiene "un valor simbólico", explicó el profesor Ohlin. Al calificarlo como un crimen de odio, la secretaria de Justicia Loretta Lynch, quien ella misma es negra, "envía un mensaje importante a la comunidad afroamericana: no toleraremos esto en Estados Unidos". En la ley federal como en la de la mayoría de estados norteamericanos, un "crimen de odio es un crimen cometido por una persona o entidad que está motivado, en su totalidad o en parte, por el prejuicio o la animosidad de su autor contra la raza, religión, origen o discapacidad de la víctima", explica Cynthia Deitle, exfuncionaria del FBI. El FBI ha contabilizado más de 6.900 crímenes de odio en Estados Unidos en 2013. De este total, 49,2 % tuvieron un carácter racista y 20,3 % homófobo. Y de los aproximadamente 3.400 ataques racistas, 66,4 % fueron contra negros. No obstante, según un informe de la Oficina de estadísticas de justicia, el número de crímenes de odio es en realidad superior a las cifras del FBI, "entre 6.000 y 10.000 según los años", ya que "la policía no los registra siempre como tales". ¿Ataque terrorista? Desde los atentados del 11 de septiembre de 2011, los crímenes extremistas han dejado más víctimas en Estados Unidos que los atentados yihadistas, pese a que no siempre acaparan la misma atención mediática. De acuerdo al centro de investigación New America Foundation, desde el 11-S, 39 personas han muerto en ataques no islamistas, mientras que 26 perdieron la vida en ataques yihadistas, sobre un total de 441 ataques contra los que se presentaron cargos. Algunos expertos consideran que se debería incluso calificar como "terroristas" las masacres como la de Charleston. "El extremismo puede tomar formas diferentes", dice a la AFP Max Abrahms, profesor de la Universidad Northeastern en Boston. "Debemos aplicar normas coherentes" para calificar a las masacres. "Caso contrario, la gente puede pensar que solo los musulmanes cometen actos terroristas". El ataque de Charleston cumple los criterios generalmente reconocidos de un ataque terrorista, señala Abrahms, es decir un ataque perpetrado por un individuo contra civiles, con una motivación presentada como política.