La Casa Blanca buscó el martes disipar una creciente crisis diplomática con Pekín, diciendo que los tres objetos voladores no identificados derribados días atrás por aviones estadounidenses no parecen estar vinculados a China o a algún programa de espionaje extranjero.
Estados Unidos ha estado en alerta desde que a fines de enero detectó un enorme globo blanco sobrevolando sitios de armas nucleares, que Washington atribuyó a China y consideró “de vigilancia”, antes de derribarlo finalmente frente a la costa atlántica el 4 de febrero. Pekín reconoció que el globo era chino, pero dijo que tenía fines científicos.
A raíz del incidente, el ejército estadounidense ajustó la configuración de los radares para detectar elementos más pequeños y descubrió rápidamente otros tres objetos voladores no identificados, que el presidente Joe Biden ordenó derribar: uno sobre Alaska el 10 de febrero, otro sobre Canadá el 11 de febrero y el tercero sobre el lago Hurón, frente al estado de Michigan, el 12 de febrero.
Biden ordenó las tres operaciones de destrucción consecutivas en nombre de la seguridad del transporte, que según la Casa Blanca podría haberse visto comprometida por estos “objetos” que volaban a altitudes cercanas a las de los aviones.
Ante las especulaciones del Congreso, los medios de comunicación y la opinión pública, que mencionaban desde una ofensiva coordinada de espionaje chino hasta la llegada de extraterrestres, la administración de Biden ahora afirma que los tres nuevos objetos no parecen ser chinos ni estar involucrados en tareas de espionaje.
Las autoridades estadounidenses hasta ahora “no han visto ningún indicio ni nada que apunte específicamente a la idea de que estos tres objetos formaran parte del programa de globos espía (de China) o estuvieran involucrados en intentos de recopilación de inteligencia externa”, dijo el martes el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, John Kirby.
“Podrían ser globos que simplemente estaban vinculados a entidades comerciales o de investigación y, por lo tanto, inofensivos”, señaló.
Pekín niega usar globos espía y asegura que el enorme aparato derribado frente a las costas de Carolina del Sur el 4 de febrero era para investigación meteorológica, mientras que otro avistado en Sudamérica a principios de febrero era para entrenamiento de pilotos. El lunes, las autoridades chinas subieron la apuesta al acusar a Washington de enviar sus propios globos espía sobre China, algo que las autoridades estadounidenses niegan.
La disputa ya ha resentido la relación entre las superpotencias rivales. La detección del globo chino motivó la abrupta cancelación de un viaje a Pekín del secretario de Estado, Antony Blinken, que habría sido la primera visita de un jefe de la diplomacia estadounidense desde octubre de 2018.
Búsqueda complicada
En diálogo con periodistas, Kirby sostuvo que China está llevando adelante un “programa deliberado y bien financiado” con globos de gran altitud y difíciles de detectar para espiar a Estados Unidos y otros países. Pero admitió que no se sabrá definitivamente si los últimos tres objetos derribados formaban parte de ese programa hasta que se analicen los restos. Y eso no será fácil.
Debido al clima y a condiciones geográficas “bastante duras” en los tres casos, “reconocemos que podría pasar algún tiempo antes de que ubiquemos y recuperemos los restos”, dijo Kirby. “Todavía no los hemos encontrado”, precisó.
La siguiente pregunta será cómo calibrar a futuro los radares militares. Si los tres objetos destruidos resultan ser aeronaves privadas o inofensivas, entonces el Pentágono tendrá que decidir si debe responder de manera tan agresiva después de algún avistamiento.
Se está llevando a cabo una revisión de seguridad interinstitucional, aseguró Kirby, y mientras tanto no hay razón para esperar una respuesta similar. “Nunca dije que había algún tipo de principio general para derribar cosas en el cielo”, advirtió.
*Con información de AFP.