La exclamación Wow! tiene una peculiar historia detrás de la famosa señal extraterrestre, la cual tiene una cualidad llena de misterios y enigmas que ha inspirado un sinnúmero de encuentros con extraterrestres en el cine y la ciencia ficción.
Sin embargo, cabe recordar que su autenticidad como procedente de una ‘inteligencia extraterrestre’ ha sido cuestionada desde aquella madrugada del 16 de agosto de 1977, es decir hace ya 45 años, sobre las 3:16 UTC, cuando el astrónomo Jerry Ehman usaba el gran radiotelescopio de la Universidad Estatal de Ohio con el fin de barrer los cielos, en busca de señales que se pudieran haber originado en una civilización extraterrestre.
Sin esperarlo, esa noche, el astrónomo Ehman encontró algo y desde ese entonces, en el gremio de los astrónomos han estado tratando de averiguar, hasta la fecha, lo que significa. Mientras apuntaba en la dirección de tres sistemas estelares llamados Chi Sagittarii, en la constelación de Sagitario, el radiotelescopio detectó una ráfaga de ondas de radio de 72 segundos, una señal mucho más fuerte que el ruido de fondo. En la impresión del ordenador del observatorio, Ehman glosó el registro de la explosión con la anotación ‘Wow!’.
Este entusiasmo no era una exageración, era el tipo de señal que estaba buscando, el tipo de señal que los astrónomos creen que una civilización extraterrestre tecnológicamente capaz produciría.
La impresión del ‘Big Ear’, el sobrenombre del radiotelescopio de la Universidad Estatal de Ohio, contiene un montón de números y letras al azar, aparentemente, pero Ehman acotó con un bolígrafo rojo un racimo de dígitos “6EQUJ5″ con otros círculos en torno a un “6″ y “7″ en columnas separadas. Este código particular primero utiliza los números 1-9 y luego el alfabeto de la A-Z para denotar intensidad de la señal. Como sugiere el estallido, la intensidad de la señal alcanzó “6″ y luego estalló a través de las letras alcanzando un pico de “U” antes volver de nuevo en la escala numérica al “5.” Hubo entonces una ligera onda de salida de la señal principal (rodeados con un círculo el “6″ y “7″).
Sin embargo, a partir de ese día en 1977, una detección de una señal de esa fortaleza no se ha repetido hasta la fecha. Incluso después de que el Instituto SETI, el cual se fundó en 1984, y se realizasen innumerables esfuerzos para encontrar otro estallido de señal de radio similar, los astrónomos se han enfrentado con el silencio en el cosmos; un problema que sólo ha servido para intensificar el malestar de la Paradoja de Fermi.
Escéptico con que la señal se originase en una distante civilización avanzada, el propio Ehman declaró recientemente que podría estar relacionada con una misteriosa ráfaga FRB (Fast Radio Burst). El astrónomo Antonio Paris, del Colegio de San Petersburgo en Florida, sostiene que el origen de la señal pudo ser un cometa no catalogado.
“Me obligaron a diseccionar a un extraterrestre”, enfermera del Ejército de los Estados Unidos
Glenn Dennis era un trabajador de la funeraria de Roswell, Nuevo México, Estados Unidos. En 1974 afirmó que el Ejército de los EE. UU. le pidió que hiciera ataúdes pequeños del tamaño de un niño que pudieran colocarse en la funeraria, los cuales serían ocupados por extraterrestres. Días después lo volvieron a contactar para preguntarle: “¿cómo conservar un cuerpo para mantenerlo intacto, sin usar productos químicos?”, ante lo que sugirió que podían conservarlo con hielo seco, para empaquetar todo el que se pudiera conseguir.
Su relación cercana con la zona, comúnmente conocida como “punto de investigación del fenómeno ovni”, lo llevó a conocer a una enfermera que le contó una asombrosa historia. La mujer le recalcó que este suceso la tenía traumatizada, debido a que la Armada estadounidense presuntamente la había contratado para disecar a un extraterrestre.
Al respecto, el detective y oficial de la Policía Militar, James Clarkson, expresó que a pesar de la naturaleza descabellada del relato, en su perspectiva, con el paso del tiempo y durante las entrevistas que le realizó a Glenn Dennis antes de que muriera, aparentemente se dio cuenta de que la historia es verdadera, según informó el diario inglés Daily Star.
“Glenn me contó toda la historia, me senté con él y diría que en unos 30 o 40 minutos todas las dudas que tenía sobre la realidad de Roswell se habían ido. Simplemente, sabes cuando alguien te dice la verdad. Él no estaba mintiendo”, aseveró el detective.
*Con información de Europa Press.