Estados Unidos se reintegró el viernes (30 de junio) a la Unesco con el apoyo de una amplia mayoría de los miembros de esta agencia de la ONU, pero con la oposición de Rusia y China.
La demanda de readmisión fue aprobada durante una conferencia general extraordinaria de la organización consagrada a la educación, la ciencia y la cultura por 132 votos a favor, 10 en contra y 15 abstenciones.
“La resolución fue adoptada”, proclamó el presidente de la asamblea, el brasileño Santiago Irazabal Mourao, desencadenando una salva de aplausos.
“Estamos realmente felices por este apoyo (…) Es muy importante para nosotros formar parte de esta organización multilateral”, dijo a la AFP la embajadora de Estados Unidos en Francia, Denise Bauer.
“Es un gran día, un momento histórico”, celebró la directora general de la Unesco, Audray Azoulay, destacando una “respuesta extremadamente clara, favorable por más del 90% de los Estados votantes y presentes”.
Varios países expresaron su satisfacción tras el voto. “Todos dentro (de la Unesco), mucho mejor”, reaccionó una diplomática argentina. “Este regreso refuerza el multilateralismo” y las finanzas de la organización”, afirmó un diplomático español.
Entre los países que votaron en contra figuran Irán, Siria, China y sobre todo Rusia, que multiplicó los procedimientos y enmiendas para retrasar la votación.
Estados Unidos anunció en octubre de 2017 su salida de la organización, denunciando su “persistente sesgo antiisraelí”. Su partida, junto a la de Israel, se hizo efectiva en diciembre de 2018.
Pero Washington ya había suspendido su aporte financiero a la Unesco en 2011, bajo la presidencia de Barack Obama, cuando Palestina ingresó en la agencia.
Esto supuso un durísimo golpe financiero para la entidad, al privarla del 22% de su presupuesto anual.
Pero este mes el gobierno de Joe Biden propuso, en una carta a Azoulay, “un plan” de reintegración a la organización, que tiene su sede en París.
El viraje se produce en un contexto de creciente rivalidad con China, que aspira a consolidar su emergencia como actor de primer plano en un nuevo orden mundial multilateral, un proceso en el cual la Unesco tiene un papel de destaque.
El jefe de la diplomacia estadounidense, Antony Blinken, aseguró en marzo que la ausencia de su país en la agencia permitía a China imponer con mayor facilidad su criterio en temas cruciales como la Inteligencia Artificial (IA).
La Unesco emitió una recomendación sobre la Ética de la IA en 2021.
“Realmente, creo que deberíamos volver a la Unesco. No por hacerle un favor, sino porque lo que pasa en la Unesco tiene importancia”, declaró.
Pekín, que en principio dijo que no se opondría al regreso de Estados Unidos tras una aparente mejora reciente de las relaciones bilaterales, acabó votando en contra.
La deuda estadounidense contraída entre 2011 y 2018 con la Unesco se eleva actualmente a 619 millones de dólares, una suma superior al presupuesto anual de la entidad, evaluado en 534 millones de dólares.
Washington informó en su carta a Azoulay que había pedido al Congreso estadounidense el desembolso de 150 millones de dólares para el ejercicio fiscal de 2024 y que mantendría esa contribución en los años siguientes “hasta la liquidación de los atrasos” con la organización.
Un diplomático ruso expresó su ofuscación por el regreso de Estados Unidos a la entidad.
“Estaríamos dispuestos a acoger favorablemente la voluntad de Washington”, lo que “permitiría reforzar nuestra organización”, afirmó.
Pero sostuvo que Washington debería saldar toda su deuda con la Unesco antes de ser readmitido.
“Quienes defienden la democracia y la primacía del derecho tratan de arrastrarnos hacia una violación de las reglas y de arrogarse derechos privilegiados”, sostuvo.
Estados Unidos abandonó por primera vez la Unesco en 1984, bajo la presidencia de Ronald Reagan, por su supuesta inutilidad y sus excesos presupuestarios, pero regresó en octubre de 2003.
“Estados Unidos ya se ha retirado dos veces de la organización. No sabemos cuántas veces más tendremos que ‘darle la bienvenida’”, bromeó un diplomático norcoreano, opuesto al uso de esta terminología en la resolución de la ONU.
Con información de AFP.