Estados Unidos renovó el lunes sus advertencias a las naciones africanas sobre lo que llamó los riesgos de asociarse con los mercenarios de Wagner, grupo que la semana pasada organizó un motín contra el Estado ruso.
Washington renueva “el mensaje que les hemos dado a estos países pública y privadamente en el pasado, que es que cada vez que Wagner ingresa al país, le siguen la muerte y la destrucción”, dijo a los periodistas el portavoz del Departamento de Estado, Matthew Miller.
“Vemos a Wagner explotar a las poblaciones locales, los vemos extraer riqueza local, los vemos cometer abusos contra los derechos humanos”, agregó.
“Lo que sucedió durante el fin de semana, refuerza las preocupaciones que manifestamos sobre la inestabilidad que trae consigo Wagner, cuando entra en conflicto”, señaló Miller.
El grupo paramilitar ruso está cada vez más activo en África: la junta militar de Malí contrató a sus mercenarios y se puso del lado diplomático de Rusia después de que las relaciones con Francia, la antigua potencia colonial, se deterioraran.
El organismo de derechos humanos de la ONU informó el mes pasado que fuerzas extranjeras, identificadas por Estados Unidos como Wagner, estaban detrás de la masacre de al menos 500 personas en la ciudad de Moura, en el centro de Malí, en marzo de 2022.
El ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, dijo el lunes en una entrevista con la estatal RT, que miembros del personal de Wagner están “trabajando como instructores” tanto en Malí como en República Centroafricana (RCA) y continuará sus operaciones.
Lavrov dijo que Europa, y Francia en particular, habían “abandonado” a los dos países africanos, que a su vez habían pedido a Rusia y Wagner que proporcionaran instructores militares y “garantizaran la seguridad de sus líderes”.
El jefe de Wagner, Yevgueny Prigozhin, protagonizó un breve motín durante el fin de semana, con sus fuerzas avanzando hacia Moscú antes de llegar a un acuerdo en el que el Kremlin dijo que podría ir a Bielorrusia y que Rusia no lo acusaría a él ni a miembros de su grupo.
Al respecto, el presidente ruso, Vladimir Putin, dijo este lunes que durante la rebelión abortada del grupo paramilitar Wagner dio la orden de evitar “un derramamiento de sangre” que, según él, buscaban Ucrania y los occidentales, al tiempo que agradeció a los rusos su “patriotismo” y su unidad.
“Desde el comienzo de los acontecimientos, se tomaron medidas siguiendo mis instrucciones directas para evitar un gran derramamiento de sangre”, dijo Putin durante un discurso televisado, y señaló que Occidente y Ucrania querían “un resultado fratricida”.
Putin añadió que los combatientes de Wagner deben unirse al Ejército o irse a Bielorrusia, después de que el grupo paramilitar llevara a cabo una rebelión armada.
“Tienen la posibilidad de continuar sirviendo a Rusia con un contrato con el Ministerio de Defensa u otros organismos encargados de hacer cumplir la ley o regresar con su familia y seres queridos (...) Quien quiera puede ir a Bielorrusia”, dijo Putin.
Después de su alocución, el mandatario ruso se reunió con sus principales funcionarios de seguridad, anunció el Kremlin.
“Vladimir Putin está en una reunión de trabajo” con el fiscal general Igor Krasnov, el ministro del Interior Vladimir Kolokóltsev, el ministro de Defensa Serguéi Shoigú, el director del FSB (servicio de seguridad) Alexánder Bórtnikov y el jefe de la guardia nacional Víktor Zólotov, entre otros, dijo el portavoz presidencial Dmitri Peskov, citado por la agencia estatal Ria Novosti.
El mandatario habló dos días después de la rebelión armada de Wagner encabezada por Yevgueni Prigozhin.
*Con información de la AFP.