La bandera tricolor de Venezuela no ha parado de hondearse en la casa de la familia de Ricardo Chaneton, en San Antonio de Los Altos, cerca de Caracas, y tampoco en su vivienda en China. El 19 de enero fue una fecha épica, pues el cocinero se convirtió en el primer chef venezolano en ganar una estrella Michelin con su propuesta gastronómica en Hong Kong.
Su restaurante, llamado Mono, es la ventana de Asia a la refinada cultura gastronómica latinoamericana, según define él mismo en su perfil de Instagram, que ya suma más de 41.000 seguidores. El nombre significa ‘único’ y refleja la esencia, experiencia y propuesta que ofrece.
Una fotografía de Ricardo, vestido impecablemente con su filipina blanca frente a la cocina, se viralizó rápidamente en varias redes sociales. En la mayoría de las publicaciones donde lo mencionan, destacan que comenzó trabajando en la cocina de una pizzería en su pueblo natal del estado Miranda, en Venezuela. Al igual que seis millones de venezolanos que se encuentran regados por el mundo, Ricardo también emigró por la crisis del vecino país.
El chef llegó a Europa y trabajó en varios restaurantes. Luego echó a volar sus sueños en otro continente y en el año 2019 abrió su propio espacio en Hong Kong, considerado uno de los mejores de Asia.
“Ayer nos han otorgado una estrella Michelin. Qué lindo se siente. Me encantaría que pudieran estar en mis zapatos o en los de nuestro equipo en este momento. Pero sé que cada uno de los que me escribió puede sentir un poquito de orgullo de sentirse familia, amigo, colega, o compatriota. Qué lindo es ser venezolano y ver que entre nosotros nos queremos. Qué bonito es ser latino y saber que entre nosotros nos queremos. Qué bonito es pertenecer a algún país, región, grupo, gremio, organización y al mismo tiempo sentirse apoyado”, fue el emotivo mensaje que Chaneton escribió en su Instagram tras recibir la distinción que honra a los mejores cocineros del mundo, como él.
El mensaje de Ricardo también estuvo impregnado de melancolía por la gente de su tierra y, a su vez, de profundo agradecimiento al país y a los asiáticos que lo ayudaron a cristalizar sus metas.
“Mil gracias a mi equipo pasado y, sobre todo, presente. Mil gracias a mis padres, a mi familia regada por el mundo. Gracias a Yenn Wong, por ser mi socia en este lindo proyecto que nadie nunca antes había apostado en Asia. Gracias a Hong Kong que me recibió, me permitió comenzar el vuelo hacia las estrellas y nos acogió con amor a mi persona, a mi esposa y mi hijo nacido acá”, completó el chef de 34 años, quien está feliz de ser el primer venezolano con una estrella Michelin y espera no ser el único.
Cientos de comentarios de sus compatriotas, recibe Ricardo cada día. Sin duda, la paciencia le dio la recompensa. Sumito Estévez, otro reconocido chef venezolano, radicado en Chile, le expresó un bonito mensaje de felicitación: “Qué alegría Ricardo. Más allá de lo justo que tu trabajo se reconozca, nos has dado una alegría muy grande a los venezolanos”.
Ante la avalancha de comentarios, Ricardo Chaneton volvió a hacer otra publicación en señal de agradecimiento a sus seguidores. Es la viva representación del venezolano honesto y “echado para adelante”. Se presenta así mismo como un cocinero, padre, esposo, nieto, hijo, sobrino, hermano, primo y amigo.
En estos momentos de su vida se siente plenamente feliz y se atreve a decir que conoce el significado del amor, el miedo, el compromiso y la pasión. A pesar de las circunstancias y los desafíos que se le presentaron en el duro camino de la migración, ahora él sabe que los sueños sí se hacen realidad.
“Es posible que tengamos que viajar lejos de casa. Pero el hogar siempre estará en nuestros corazones. Rodéate de grandes personas y aprende de ellos. Y no importa lo lejos o lo alto que vayamos, nunca olvides de dónde venimos. Siempre sé agradecido. Mantente humilde y hambriento. Gracias a la gente de Hong Kong que permitió que mis sueños volaran”, redondeó en su publicación el joven que intentó estudiar las carreras de Medicina, Relaciones Industriales, Sociología y Turismo hasta que finalmente encontró su gran vocación en la cocina.