La flora y la fauna de Suramérica son increíblemente diversas y ricas, reflejando la variedad de climas, ecosistemas y altitudes del continente.
La Amazonia, la selva tropical más grande del mundo, alberga una enorme diversidad de plantas, incluyendo numerosas especies de árboles, plantas medicinales y orquídeas.
En el sur, como en Chile y Argentina, se encuentran bosques de coníferas y especies como el alerce y el coihue. Por su parte, en la región andina se pueden ver plantas adaptadas a la altitud, como la puya y diversas gramíneas.
En el norte de Chile, el desierto de Atacama presenta flora xerófila, con plantas resistentes a la sequía como el cactus y algunos arbustos, y esta es solo alguna muestra de lo que es la riqueza en flora y fauna en la región suramericana.
Sin embargo, una planta en general está haciendo historia en la zona sur del continente, se trata del árbol más alto de Suramérica, un angelim rojo de 400 años de antigüedad que se encuentra en el extremo norte de la Amazonia brasileña.
El árbol es la estrella de una zona de conservación donde se encuentra, llamada Parque Estatal de Árboles Gigantes de la Amazonia, según el medio especializado Mongabay.
Con una altura de 88,5 metros (290 pies), el majestuoso árbol Dinizia excelsa se aproxima en tamaño a la estatua de la Libertad. Este descubrimiento se realizó en 2018, cuando los científicos emplearon tecnología de láser aéreo para cartografiar el dosel de la selva amazónica, que suele llegar a un máximo de 50 m (164 pies). Además, también localizaron otros árboles en las cercanías que superan los 80 m (262 pies).
Este extraordinario árbol se erige como un símbolo de la belleza y la grandeza sin explotar de la Amazonia. Y no está solo, también se han identificado otros árboles imponentes.
“La idea detrás de la reclasificación de esta área es proteger los árboles gigantes”, dijo a Mongabay por teléfono Ronaldison de Oliveira Farias, administrador del Parque Estatal de Paru. “El área está completamente preservada, sin impacto humano directo. Está intacta, sin residentes, y así es como queremos mantenerla”.
La creación del parque marca un momento crucial no solo para la protección del medioambiente, sino también para el ecoturismo, ya que abre la Amazonia a los viajeros que buscan presenciar de primera mano estos gigantes naturales.
El estado de Pará, junto con varios socios técnicos, reclasificó esta zona de 560.000 hectáreas (1,38 millones de acres) como de “plena protección”, prohibiendo la tala y protegiéndola de otras actividades humanas destructivas.
Ecoturistas, científicos y conservacionistas de todo el mundo tendrán una oportunidad única de explorar esta zona prístina, que hasta ahora ha permanecido prácticamente intacta por la actividad humana.
La instauración del parque transmite un claro mensaje a la comunidad internacional de turistas. En un contexto donde la deforestación continúa afectando diversas áreas de la Amazonia, el Parque Estatal de Árboles Gigantes de la Amazonia se presenta como un símbolo de esperanza para las iniciativas de conservación.
Al fomentar un turismo sostenible centrado en estos imponentes árboles, Brasil está evidenciando cómo el turismo puede ser una herramienta valiosa para salvaguardar ecosistemas amenazados.