A raíz del surgimiento del conflicto en Ucrania, los países vecinos se han mantenido a la expectativa de lo que pueda ocurrir en caso de que la guerra llega a tocar sus territorios.
Tal es el caso de Suiza, vecino de Ucrania, que ya ha reactivado su plan de refugios o búnkeres, en caso de que la guerra se extienda, con el objetivo de proteger a sus nueve millones de habitantes.
Se trata de 365.000 refugios que fueron construidos durante la Guerra Fría y que son capaces de proteger a las personas, incluso, durante un ataque nuclear.
Actualmente funcionan como bodegas de vinos y almacenamiento, pero la orden del gobierno local es que, en caso de necesitarse, sus dueños deben desocuparlos en un plazo máximo de cinco días o menos para poder refugiarse.
Los espacios están armados con ladrillos de unos 25 centímetros de diámetro y muros igualmente fuertes bajo algunos edificios.
En el caso de las personas que son dueñas de un inmueble y no quieran construir un búnker, deben pagar 800 francos, una cifra cercana a los 858 dólares para poder hacer uso de uno de los búnkeres públicos que tiene el país.
Esos espacios sirven “particularmente en caso de bombardeo y ataque nuclear para estar protegido contra la onda expansiva y del aire exterior que estará nuclearizado”, explicó Nicola Squillaci, jefe del servicio de protección civil y asuntos militares de Ginebra.
Los refugios cuentan con baños y camas para armar, así como un sistema de ventilación que filtra el aire desde el exterior.
Son “una especie de cápsula con salidas seguras y una puerta principal que funciona como esclusa de aire. Si el edificio se derrumba, el refugio quedará intacto”, aseguró Squillaci.
A pesar de haber vivido un momento de tensión como fue el desastre de Chernóbil en 1986, los suizos no hicieron uso de estos espacios; pero ahora con el escenario de la guerra en su vecina Ucrania, prefieren estar atentos a lo que pueda ocurrir.
En estos espacios, asegura el gobierno local, se debe sobrevivir por al menos una semana, mientras que quienes no cuentan con refugio privado deben estar atentos al refugio público que se les asigne.
“La situación geopolítica en Ucrania cambió un poco los paradigmas. Ha habido muchas preguntas legítimas de los ciudadanos”, indicó Squillaci.
“La gente se da cuenta de que Ucrania está muy cerca. Las personas y las comunidades plantean muchas dudas” sobre los refugios, explicó Marie Claude Noth-Ecoeur, del Servicio de Seguridad Civil y Militar del cantón.
En las poblaciones que están bajo la montaña hay una escasez de refugios, por lo que en ciudades como Valais hay numerosos lugares de protección y que son de carácter colectivo, al igual que Evionnaz, un pueblo de unos 1.000 habitantes que tiene un albergue para unas 700 personas, compuesto por 15 dormitorios en fila con camarotes de tres camas, una al lado de otra.
Hay que tener presente que ninguno de los espacios cuenta con una cocina como tal, así que el objetivo es almacenar comida no perecedera en caso de que el encierro deba prolongarse por más de siete días, aunque es lo que se recomienda ante un conflicto nuclear.
“La Confederación nos pidió estar listos. Hoy estamos en estado de preparación, estamos listos para poner en funcionamiento” esos espacios, aseguró Noth-Ecoeur.
Pero la medida en la que Suiza será afectada por el uso de armas nucleares en el conflicto con Ucrania dependerá de la intensidad y la proximidad de los ataques.
“Los refugios pueden ofrecer a la población una cierta protección temporal contra los eventos de radiación. Una guerra nuclear a gran escala será siempre catastrófica y ningún Estado puede protegerse contra sus efectos”, destacó el portavoz del departamento federal de Defensa, Andreas Bucher.
*Con información de AFP