Estados Unidos suministrará a Ucrania municiones de racimo, así lo anunció la semana pasada la Casa Blanca, cruzando un umbral importante en el tipo de armamento ofrecido a Kiev en plena contraofensiva contra la invasión rusa. El presidente Joe Biden “lo aprobó (...) tras una recomendación unánime”, declaró a la prensa el asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan, quien añadió que es “lo correcto”.
Sullivan aseguró que los ucranianos dieron garantías “por escrito” sobre el uso que harían de estas armas para minimizar “los riesgos que suponen para la población civil”.
En ese contexto y en el marco de la cumbre de la OTAN que se está llevando a cabo en Lituania, el ministro de Defensa ruso, Sergei Shoigu, dijo que Moscú se vería obligado a usar medios de ataque “similares” si Estados Unidos suministra bombas de racimo a Ucrania, según lo informaron las agencias de noticias rusas.
Shoigu ha remarcado que las Fuerzas Armadas rusas hasta ahora se han abstenido de hacer uso de este tipo de munición durante la guerra en Ucrania, pero ha advertido de que si finalmente Ucrania dispone de estas capacidades, Moscú se verá “obligada a utilizar armas similares”.
“Rusia está armada con toda la gama de municiones de racimo, y son mucho más efectivas que las estadounidenses”, ha manifestado el ministro Shoigu, según recoge la agencia rusa de noticias TASS.
Por su parte, la presidenta del Consejo de la Federación rusa, Valentina Matviyenko, aseguró que Moscú interpretará como un crimen de guerra el suministro de bombas de racimo a Ucrania, unos envíos ya anunciados por parte de Estados Unidos.
“Occidente en su conjunto y la OTAN no están interesados en ninguna resolución pacífica del conflicto. Por el contrario, están interesados en su prolongación y su escalada”, ha apuntado Matviyenko, quien actualmente está de visita en China.
De acuerdo con la presidenta de la Cámara Alta rusa, el suministro de bombas de racimo a Ucrania iría en contra de “todos los documentos internacionales”, con lo que se podría considerar como un “crimen de guerra”, según recoge la agencia rusa de noticias TASS.
Por otro lado, Matviyenko ha advertido a Occidente de no intentar chantajear ni a Rusia ni a China, pues ambos países cuentan con “respuestas para cualquier amenaza y desafío”. “Definitivamente, protegeremos nuestra seguridad”, ha aseverado.
Las tropas rusas lograron avanzar 1,5 km en una parte del frente en la región de Donetsk, en el este de Ucrania, según lo anunció el ministro de Defensa ruso.
Después de rechazar una ofensiva ucraniana, “las unidades rusas lanzaron un contraataque, avanzando 1,5 kilómetros en profundidad a lo largo de dos kilómetros del frente” cerca de Lyman, una ciudad reconquistada en octubre por el ejército ucraniano, según el ministro Serguéi Shoigú en la televisión.
Las municiones de racimo son armas que liberan o dispersan submuniciones concebidas para detonar antes, durante o después del impacto. Dependiendo del tipo de arma utilizada, el número de submuniciones oscila entre unas pocas decenas y más de 600.
Este anuncio forma parte de un nuevo paquete de ayuda militar de 800 millones de dólares a Ucrania, que eleva a más de 41.000 millones el total desde el inicio de la guerra en febrero de 2022.
Además de las municiones de racimo, Estados Unidos suministrará vehículos blindados, munición de artillería, armas antitanque y otros equipos.
Rusia afirmó el sábado que la decisión de Estados Unidos de entregar bombas de racimo a Ucrania es una muestra de “debilidad” que convertirá a Washington en “cómplice” de las muertes de civiles que ese armamento pueda ocasionar.
“El envío de armas de fragmentación es un acto desesperado y una muestra de debilidad en el contexto del fracaso de la tan alardeada contraofensiva ucraniana”, afirmó en un comunicado la portavoz de la cancillería rusa, María Zajárova.
*Con información de AFP y Europa Press.