El gobierno de Hungría, contrario a la inmigración, está dispuesto a ofrecer boletos de ida gratuitos a Bruselas para los migrantes y solicitantes de asilo que intenten entrar en la Unión Europea, dijo un ministro en las últimas horas en respuesta a las cuantiosas multas impuestas recientemente al país por su restrictiva política de asilo.
Durante una conferencia de prensa en Budapest, el secretario del gobierno del primer ministro Viktor Orbán, Gergely Gulyás, criticó la sentencia dictada en junio por el Tribunal de Justicia de la Unión Europea, que condenó a Hungría a pagar una sanción de 200 millones de euros (216 millones de dólares) por el persistente incumplimiento de las normas de asilo del bloque, además de un millón de euros adicional al día hasta que adapte su legislación a la de la UE.
“Bruselas nos quiere obligar, a cualquier costo, a dejar entrar a los migrantes”, apuntó Gulyás refiriéndose a la sede de la UE, en la capital de Bélgica.
Si la UE sigue imponiendo a Hungría una normativa que “no permite detener a los migrantes en la frontera”, dijo que su país ofrecerá a cada uno “transporte gratuito a Bruselas”.
El ejecutivo húngaro ha adoptado una postura conservadora contra quienes entran al país luego de que en 2015 llegaran a Europa más de un millón de personas, la mayoría huyendo de la guerra en Siria.
El país levantó cercas protegidas con alambre de espino en su frontera meridional, con Serbia y Croacia, además de un par de zonas de tránsito para retener a los solicitantes de asilo en el límite con Serbia. Esas zonas de tránsito se cerraron más tarde.
La UE ha criticado las rígidas políticas de asilo de Hungría y pidió al máximo tribunal del bloque que multe a Budapest por obligar a quienes buscan protección internacional a viajar a sus embajadas en Serbia o Ucrania para solicitar un permiso de viaje, lo que viola las normas comunitarias que obligan a todos los estados miembro a tener procesos comunes para conceder asilo.
Estas amenazas son un nuevo episodio en el pulso entre Budapest y Bruselas en distintas materias, desde la energía al control de fronteras, y siguen la línea crítica con el Pacto de Migración y Asilo, que ha cosechado el rechazo del primer ministro, Viktor Orbán, que lo catalogó como “otro clavo en el ataúd” de la UE, pese a que la reforma provee de un mayor control de las fronteras exteriores.
Orbán, un líder populista de ultraderecha que está en constante desacuerdo con la UE, había prometido que su país no cambiará la política migratoria y de asilo en base a ningún fallo del Tribunal de Justicia de la Unión Europea.
Gulyás criticó el jueves las multas impuestas a Budapest por su sistema de asilo diciendo que “Hungría no quiere pagar esta multa diaria indefinidamente, así que haremos posible que la gente entre si quiere hacerlo, y les ofreceremos boletos de ida a Bruselas”.
“Si Bruselas quiere migrantes, los tendrá”, agregó.
Preguntada por las críticas vertidas desde Hungría, la portavoz comunitaria de Interior, Anitta Hipper, ha evitado responder a Budapest y se ha limitado a señalar que la gestión migratoria en la UE tiene que ser “efectiva y humana”, defendiendo que precisamente el Pacto Migratorio permite esto a través de distintas medidas y con el contacto con los países de origen y de tránsito.
Con información de Associated Press*