La final del Mundial Qatar 2022 no pasó desapercibida para el presidente de Rusia, Vladimir Putin, quien se sumó a las voces que celebraron el triunfo Argentina ante Francia en definición por penales y felicitó su homólogo, Alberto Fernández.
“Vladímir Putin acaba de hablar por teléfono con el presidente argentino Fernández y lo felicitó calurosamente por la victoria de la selección argentina en la Copa del Mundo”, precisó el portavoz del Kremlin, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, según informó la agencia RIA Novosti en horas de la tarde del pasado domingo.
El mensaje fue respondido por el presidente Fernández, quien señaló: “Gracias por este saludo presidente Putin. Que la alegría que hoy une a la Argentina con tantos pueblos del mundo sirva como ejemplo: nuestras sociedades necesitan unidad y paz”.
Este lunes, el mandatario ruso se refirió a la vibrante final del Mundial y aseguró que alcanzó a ver parte del segundo tiempo, el tiempo suplementario y la definición por penales.
Putín aseguró que Argentina mereció la victoria y destacó que en el país sudamericano “la gente es apasionada” por el deporte. “Me parece que Dios estuvo del lado de los aficionados y hay que agradecer a ambos equipos por el gran partido”, agregó según señaló la cadena rusa RT.
Argentina celebra a su selección, ideal de unidad en un país partido por la política
La selección que acaba de ganar el Mundial de Catar-2022 y que le trae a Argentina su tercera Copa de la mano de Lionel Messi muestra un ideal de unidad, tan ansiado como difícil de alcanzar en este país amargamente dividido por la política.
Con una aguda crisis económica que agobia el día a día de la población, un gobierno fracturado por las diferencias entre el presidente Alberto Fernández y la vicepresidenta Cristina Kirchner, y una clase opositora enfocada en las candidaturas para el año próximo, los argentinos disfrutaron al máximo el espíritu colaborativo de sus futbolistas, recompensado finalmente con la Copa ganada en Doha ante Francia.
En los festejos, todos eran albicelestes, e incluso las rivalidades deportivas -Boca versus River, Newell’s versus Rosario Central- habían sido superadas, al menos por una noche.
Pero los analistas advierten que esa magia es difícil de trasladar a otros ámbitos.
“El deporte, y en particular el fútbol en Argentina, tiene la capacidad, mediante la emoción, de unirnos, y eso es muy importante en términos de simbolismo nacional. Pero no quiere decir que sea trasladable a otros campos de manera efectiva”, consideró el sociólogo Rodrigo Daskal.
El defensa Nicolás Tagliafico se entusiasmó. “Lo que vimos hoy, esa pasión y esa unión, ojalá que haya servido de ejemplo para poder mantenerlo en el futuro y darnos cuenta de que cuando estamos juntos somos mejores”, expresó.
Un deseo compartido por los hinchas. La Copa “no es para olvidar los problemas. Es para recordar que podemos unirnos y que, cuando nos unimos, vamos todos para el mismo lado”, resumió Julio Berdún, un recepcionista de hotel que junto a su familia celebró en las calles el triunfo albiceleste.
“Hay que cortar esta grieta que nos tiene tan divididos. Esto es el puntapié para unirnos y darnos cuenta de que unidos podemos mucho más. Hay que curar algunas cosas y hay que salir adelante”, agregó.
Las emociones del equipo, expresadas en la sonrisa de Messi, la alegría de sus compañeros, las lágrimas apenas contenidas del DT Lionel Scaloni o del portero Emiliano ‘Dibu’ Martínez conectaron con los hinchas y forjaron un vínculo fuerte.
“Este equipo juega para la gente, para el hincha argentino, no hay egos ni individualidades, todos tiran para la selección y para el país”, declaró Scaloni ya con la Copa ganada.
Todo un contraste con la relación de la clase política y la ciudadanía.
“Ese equipo competitivo, buena onda, eficaz y humilde contrasta con una clase política muy peleada entre sí, que no logra mejorar las cosas del país. La sociedad está muy cansada de la grieta. Siente que es un negocio de la política y una traba al desarrollo. Que no se puede avanzar porque no hay unidad”, explicó el analista político Carlos Fara.
“Pero no veo a la clase política reflexionando sobre esto. Lo más probable es que después de que pase la euforia se vuelva a lo mismo”, añadió.
La selección decidió que festejará con su hinchada el martes alrededor del Obelisco, lugar de celebración futbolística por excelencia, en la muy amplia avenida 9 de Julio.
“La gente siente que es un triunfo de la selección y de la propia hinchada, y que mejor no se mete la política. Por eso no hay previsto celebración en Plaza de Mayo ni ir a la Casa Rosada”, sede de la presidencia, comentó Fara.
Aunque por un momento las alegrías del fútbol borraron las angustias económicas en un país que cerrará 2022 con una inflación de casi 100% anual, ya muchos volvían el lunes a la realidad.
“Es un triunfo para el deporte, marca un ejemplo para todos los niños y todo lo que viene. Eso es lo fundamental. Pero la verdad, no cambia nada las cosas. Somos campeones del mundo y nada más. Yo tengo que ir a trabajar, todos van a trabajar. No va a cambiar la situación, estará como siempre”, dijo Ricardo Grunfeld, un arquitecto de 65 años.
Una opinión con la cual coincidió Fara. “Los problemas económicos son de larga data y no se amortiguan con la Copa. La solución de esos problemas tiene que ver con cosas que debe hacer el gobierno, la política y, aunque se hicieran, sus efectos, no serían inmediatos”, concluyó.
Con información de AFP