En medio de una crisis de objetos voladores identificados y no identificados, el mundo tal vez esté cerca de cumplir la fantasía descrita por Steven Spielberg en su película E. T., de 1982. Desde que Estados Unidos derribó un globo espía proveniente de China, los objetos voladores no han parado de aparecer.
El segundo se vio en el territorio aéreo de Alaska y parecía provenir desde el cielo de Canadá. Aunque también fue derribado, la sorpresa vino cuando se descubrió que no se trataba de otro globo espía, sino de un objeto volador no identificado (ovni). A este le siguió un tercer objeto volador, también sin identificar (otro ovni), interceptado en Yukón, al extremo norte de Canadá.
Por último, el domingo pasado el Departamento de Defensa de Estados Unidos detectó un cuarto elemento volador sobre el lago Hurón en la frontera con Canadá. Las autoridades describieron al objeto como un cilindro mecánico que volaba a gran altura cerca de “sitios sensibles de Estados Unidos”.
Después de derribado, el aparato fue sometido a un estudio que arrojó que, al igual que los dos anteriores, se trataba de un ovni. De acuerdo con el informe, no iba tripulado ni representaba una amenaza militar. No obstante, no se sabe, o no se ha revelado al público, de dónde provenía este objeto o cuál era su tamaño.
Incluso en Colombia se han detectado estos ovnis. Sobre la ciudad de Cali, Valle del Cauca, una mujer grabó un video el miércoles 15 de febrero en el que exclamaba: “Ay, Dios, ¿qué está sucediendo?”, y mostraba cómo un pequeño disco blanco sobrevolaba la zona de la avenida Cañasgordas.
Pero la cosa no para ahí. El mismo día se reveló que Moldavia y Rumania también habrían detectado un par de artefactos de estas características sobre su territorio. Inmediatamente, los países se alertaron y Moldavia cerró de emergencia su espacio aéreo. A pesar de que más tarde se confirmó que los objetos no tenían identificación ni se les podía rastrear la procedencia, ambos países se pusieron en alerta máxima debido a la cercanía con Rusia y las amenazas de este país sobre su territorio. ¿Será normal que en menos de una semana se hayan avistado tantos?
¿Alienígenas, China o Rusia?
Lo cierto es que ninguna nación, ni siquiera Estados Unidos, ha logrado descifrar qué son estos objetos, de dónde provienen y qué significan. Las teorías apuntan a dos grandes respuestas: espionaje o extraterrestres.
Sin embargo, por más atractiva que suene la idea de que vida alienígena esté queriendo hacer contacto con la Tierra y que los cientos de millones de películas y obras de ficción puedan cobrar sentido, esta alternativa es poco probable. El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, dio un discurso desde la Casa Blanca el jueves pasado en el que explicó que “no hay indicios de que se trate (la situación con los ovnis) de espionaje de China ni de extraterrestres” y adjudicó los hallazgos a investigación científica de algún tipo.
Además, EE. UU. ya había dicho que esta clase de objetos llevan sobrevolando países por más de 40 años, por lo que no debe ser algo alarmante.
No obstante, el panorama global no ayuda a apaciguar el temor por estos objetos. Con la guerra de Ucrania y las diferentes tensiones alrededor del mundo, los países receptores temen ser espiados cada vez que aparece uno de estos artefactos. Entonces, es poco probable que el mundo esté cerca de conocer a E. T., pero no es tan descabellado decir que tal vez esté entrando a una nueva era en cuanto a espionaje.